Crece el temor de que Cisjordania se convierta en otra Gaza

de la ciudad en la Cisjordania ocupada observan desde una distancia segura cómo ambulancias palestinas y vehículos militares israelíes entran y salen. Otros salen del campamento con rostros cansados,  llevando sus pocas pertenencias en las manos.

Ala'a Aboushi, residente en la entrada del campamento, ofrece pequeños vasos de café negro árabe a los periodistas presentes "Terminaron con Gaza y ahora vienen a Cisjordania a vengarse de nosotros", dice a DW. "Como civiles, no sentimos ninguna seguridad aquí".

El 21 de enero, poco después de la tregua temporal y el acuerdo para la liberación de rehenes en Gaza, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunció una "operación militar a gran escala" en Yenín contra militantes palestinos. Israel considera el campamento de refugiados un bastión de estos grupos.

Desde entonces, la ofensiva militar israelí se ha extendido a otras ciudades y pueblos de la zona, como Tulkarem, una importante ciudad en el noroeste de Cisjordania, que alberga dos campos de refugiados, Tulkarem y Nur Shams, construidos para acoger a palestinos desplazados tras la creación de Israel en 1948.

Más ataques y mayor destrucción

La zona ya ha sido objetivo de numerosas operaciones del Ejército israelí, que han aumentado en escala e intensidad desde el ataque de Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre de 2023. La última ofensiva incluyó bombardeos e incursiones terrestres, dejando viviendas destruidas, infraestructuras demolidas, expulsiones masivas, muertes y detenciones.

"La operación en el campamento de refugiados de Yenín busca desmantelar la infraestructura terrorista", declaró Israel Katz, el ministro de Defensa de Israel, el 29 de enero. "El campamento no volverá a ser lo que era. Después de la operación, nuestras fuerzas permanecerán allí para evitar el regreso del terrorismo".

La ONU estima que más de 40.000 refugiados palestinos han sido desplazados a la fuerza. Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), al menos 39 palestinos han muerto en la ofensiva: 25 en Yenín, 10 en Tubas y cuatro en Tulkarem. Entre ellos, hay militantes y civiles, incluida una mujer embarazada de 23 años y un niño pequeño.

Medios israelíes informaron que las fuerzas israelíes han matado a más de 60 supuestos militantes palestinos y detenido a más de 210 personas desde el inicio de la operación.

"Cada incursión es más violenta"

Para Umm Mohammed, residente del campo de refugiados de Tulkarem, las incursiones israelíes no son nuevas. Sin embargo, dijo a DW que cada vez son más agresivas. "Cada vez es peor que la anterior. Todos llorábamos de miedo", relató. Luego, el Ejército les ordenó abandonar su casa.

Desde entonces, ella, sus hijos y nietos han encontrado refugio en un club deportivo local que acoge a desplazados. A la entrada, se apilan donaciones de ropa y mantas. Un televisor muestra imágenes en vivo de la ciudad y los campamentos de refugiados de Tulkarem y Nur Shams. Los niños intentan seguir sus estudios en línea, ya que la mayoría de las escuelas para refugiados administradas por la ONU siguen cerradas.

Su hijo Ahmed rechaza la versión de Israel de que solo atacan a militantes. "En mi casa debería sentirme seguro", dijo. "Llega un soldado ocupante y me echa de mi hogar. ¿Con qué derecho? ¿Acaso hay alguien armado aquí?". Añadió que, al estar en silla de ruedas, depende de otros para moverse y que le han impedido salir del campamento.

Salir es casi imposible debido a los caminos destruidos, explican los desplazados. En Yenín, el Ejército israelí demolió cerca de 20 edificios en el este del campamento, argumentando que albergaban puestos de vigilancia, laboratorios de explosivos y otras infraestructuras terroristas. Para muchos, la destrucción recuerda la devastación en Gaza.

Un futuro incierto

Las nuevas incursiones han ido acompañadas de cierres de carreteras y largas esperas en los puestos de control israelíes en toda Cisjordania, afectando la vida diaria de sus tres millones de habitantes. El Ejército israelí confirmó a DW que ha "cambiado el protocolo" para ampliar las inspecciones en los controles de carreteras en Judea y Samaria, el término israelí para Cisjordania.

En Tulkarem, varias carreteras de acceso a la ciudad han sido bloqueadas. Umm Mohammed sigue las noticias con angustia, esperando poder regresar a casa. Pero también se preocupa por sus mascotas: cinco gatos y varios periquitos que tuvieron que dejar atrás. "Les dejamos algo de comida, pero ha pasado más de una semana. Temo encontrarlos muertos cuando volvamos".

Con su vecindario vacío, no queda nadie para cuidar de ellos. Y nadie sabe cuánto tiempo más durará esta crisis.

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