Al respecto, la Iglesia católica mexicana manifestó su beneplácito al tratarse del primer latinoamericano en llegar a la silla de San Pedro.
Monseñor Eugenio Lira, Secretario General de la Conferencia del Episcopado Mexicano dijo: “para la Iglesia que peregrina en América Latina, la primera elección de un Sumo Pontífice nacido en el continente de la esperanza, es motivo de gran alegría”.
Asimismo, expresó su amor, respeto, fidelidad y obediencia hacia el Papa Francisco I: “…que produzca frutos en abundancia, en bien de la Iglesia y del mundo entero”.
Entre los retos que enfrentará el hoy Papa- señaló Lira- se encuentran continuar con la ayuda a los católicos para comprender y testimoniar la fe.
Señaló también la necesidad de que Francisco I mantenga diálogo con las diferentes religiones, el mundo de la ciencia, la tecnología, la cultura y los creyentes.
Eugenio Lira se dijo impactado con la sencillez con la que el sucesor de Benedicto XVI saludó e inclinó la cabeza al salir a saludar. Aseguró que el pontificado será grande, ya que empezó como tal, destacó el secretario.
Jorge Mario Borgoglio nació el 17 de diciembre de 1936 y fungió como cardenal de Buenos Aires, ciudad que lo vio nacer.
Se dice que Borgoglio acumuló el mayor número de votos después de Joseph Ratzinger, quien el Cónclave pasado resultó Papa, tras la muerte de Juan Pablo II.
¿PAPA NEGRO?
Nostradamus cobra nuevamente sentido en la actualidad por una de sus célebres profecías, esta vez la que tiene que ver con la sucesión del Papa Benedicto XVI y la llegada del fin del mundo... si el nuevo pontífice resultase ser negro.
El profeta tuvo la visión acerca de la llegada de un hombre de color con mucho poder en el siglo XXI que anunciaría el fin de los tiempos.
“Al principio habrán enfermedades mortales como advertencia, luego habrán plagas, morirán muchos animales, habrán catástrofes, cambios climáticos, y finalmente empezarán las guerras e invasiones del rey negro”, reza la profecía.
En la Edad Media, esto se interpretó como la llegada de un papa negro, ya que, el del Vaticano, era el hombre con mayor poder en el mundo de entonces.
La mayoría de las interpretaciones modernas de la advertencia de Nostradamus apostaban a que el pontífice de color llegaría tras la muerte de Juan Pablo II, cosa que finalmente no sucedió. Su lugar fue ocupado por el ahora saliente Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, a quien podría sucederle, eso sí, un Papa negro.
Nunca el sucesor no había sido europeo, y se dice que es el papa negro por su ropa, ya que ese color caracteriza a los de su grupo y no por su color de piel.