Con semblante tranquilo y optimista el presidente de Estados Unidos, Barack Obama trajo buenas promesas y elogios, atacar el tráfico de armas y reducir el consumo de drogas, además de que calificó de ambiciosas las reformas impulsadas por Peña Nieto.
Acompañado de una reducida comitiva, Obama hasta ayer en la noche, cumplió en su primera etapa todo lo previsto y se ciñó a la agenda dada a conocer con anterioridad, en la que se especificó que los temas en las conversaciones con su par mexicano serían economía, competitividad, migración y seguridad, en ese orden.
El hombre dirige a la nación más poderosa del mundo, la que apenas hace unos días resintió un atentado terrorista, arribó al Hangar Presidencia de la Ciudad de México a las 14 horas y 15 minutos después descendió del Air Force Número One, saludando a con su mano derecha a los asistentes en cuanto se abrió la escotilla.
En un traje azul marino, sonriente y enfundado; Obama descendió de las escalerillas y caminó unos pasos a donde lo esperaban el secretario de Relaciones Exteriores mexicano, José Antonio Meade Kuribreña; el embajador de México en Estados Unidos, Eduardo Medina Mora; y el embajador de esa nación en nuestro país, Anthony Waine.
"Sea usted bienvenido", fueron las palabras de Meade quien luego de cumplir con el protocolo y de saludar de mano tanto a los funcionarios mexicanos como estadounidenses que lo aguardaron, se dirigió hacia "La Bestia", misma que abordó sin ningún otro acompañante de por medio.
Cabe señalar que las medidas de seguridad llegaron al extremo de suspender la navegación en el espacio aéreo de la Ciudad de México y que el Hangar Presidencial estuvo copado por cientos de marinos y soldados, además de agentes de seguridad estadounidenses que acompañan al jefe de Estado norteamericano.
Al salir de la terminal aérea capitalina, "La bestia" y el convoy que acompañó y custodió a Obama fueron vistos por una valla humana, maravillados por ver aunque sólo unos segundos al vehículo que transportó al primer mandatario de Estados Unidos, que a toda velocidad enfiló a Palacio Nacional por el Circuito Interior.
Quince minutos después, Obama arribó al zócalo de la Ciudad de México que pareció una fortaleza con tanta vigilancia, con miles de militares uniformados y vestidos de civil, con miles de vallas tubulares que cercaron una amplia zona del centro capitalino y el cierre de la estación del Metro de ese lugar, lo que enojó de miles de personas.
Obama, como sólo lo hace el mismo Presidente de México, se internó a Palacio Nacional por la Puerta de Honor y fue recibido por Peña Nieto quien cumplió con el protocolo de presentarle a los integrantes de su gabinete que lo acompañaron en la ocasión y que lo esperaban desde temprana hora.
Enseguida, ambos subieron al primer piso y en uno de los salones dieron principio a la reunión de trabajo privada, en la que estuvieron presentes por parte de México los secretarios de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong; de Comunicaciones, Gerardo Ruiz Esparza; de la SEP, Emilio Chuayffet Chemor; de Economía, Ildelfonso Guajardo, y la Sagarpa, Enrique Martínez.
La comitiva del Presidente norteamericano fue conformada, entre otros, por el Embajador Anthony Wayne; Cecilia Muñoz, directora del Consejo de Política Interior; y Valirie Jarret, asistente de la Oficina de Asuntos Intergubernamentales.
De esta manera, en medio de una gran expectación por parte de los medios de comunicación nacionales y extranjeros acreditados para la visita de Obama, dio comienzo a las 15 horas el encuentro en el que los temas centrales fueron economía y competitividad, dejando en segundo término, aunque sin descuidarlos, migración y seguridad.
Al concluir el encuentro formal y privado, ambos mandatarios ofrecieron una conferencia de prensa conjunta en el Salón Tesorería, en donde el primer mandatario mexicano, Enrique Peña Nieto, anunció la creación de un grupo de alto nivel en materia económica.
Se dio oportunidad a la prensa nacional y extranjera de dos preguntas a cada una, lo que dio origen a que el titular del Ejecutivo mexicano asegurara que su gobierno seguirá combatiendo el crimen organizado bajo cualquier modalidad, con una estrategia cuyo fin es reducir la violencia que azota al país, con la colaboración de Estados Unidos.
Por la noche, el presidente Enrique Peña Nieto ofreció en la residencia oficial de Los Pinos, una cena a su homólogo estadounidense, quien hoy acudirá al Museo Nacional de Antropología e Historia para una reunión con empresarios.