Si bien ningún grupo se adjudicó las incursiones del lunes, el ala iraquí de Al Qaeda y otros insurgentes musulmanes sunitas han incrementado los ataques desde comienzo del año y suelen apuntar contra distritos chiítas para intentar expandir la confrontación sectaria.
Al menos 11 explosiones se produjeron en mercados concurridos y zonas comerciales de distritos de la capital iraquí, incluido el estallido de dos bombas a varios cientos de metros de diferencia que causaron la muerte de 13 personas en la zona de ciudad Sadr, dijeron la policía y médicos.
El aumento de los bombardeos a mezquitas chiítas y sunitas y los ataques contra fuerzas de seguridad y líderes tribales está profundizando las preocupaciones de que Irak pueda volver a escalar hacia las matanzas que provocaron miles de víctimas entre 2006 y 2007 en el marco del enfrentamiento chií-suní.
La tensión entre el gobierno chiíta y la minoría sunita del país se encuentra en su peor nivel desde que las tropas estadounidenses abandonaron Irak en diciembre del 2011. El conflicto en Siria también está deteriorando el frágil equilibrio comunal.