España primero no respondió a la solicitud del avión del mandatario boliviado de sobrevolar su espacio aéreo y después, cuando se encontraba “secuestrado” en Viena, Austria, cuando el embajador de España en ese país, Yago Pico de Coaña, intentó introducirse en el avión presidencial para hurgar en el interior y corroborar que Eduard Swowden no viajaba con él.
El mandatario latinoamericano ha sido víctima de una agresión diplomática inédita hasta ahora y que ha puesto en entredicho el respeto de varios países europeos a los tratados internacionales, entre ellos Francia, Italia, Portugal y España.
Estos cuatro países impidieron al avión presidencial sobrevolar su espacio aéreo cuando se filtró la noticia de que en la aeronave podría viajar el filtrador de la CIA, Snowden, quien se encuentra en Rusia retenido a la espera de que algún país le conceda el asilo político.
La postura de España no ha estado clara a lo largo de la crisis; primero porque retrasó hasta las diez y media de la mañana de hoy la autorización para sobrevolar su espacio aéreo, que liberó una vez que las autoridades austríacas confirmaron que la aeronave no viajaba el agente estadunidense.
A pesar de que el propio Morales criticó la postura del gobierno español -que rechazó de facto que el avión presidencial volara al negarse a responder a la petición-, además del intento del diplomático español en Austria de intentar convencer a Evo Morales de “tomar un café en el interior del avión” para “explorar la nave”. A lo que el mandatario latinoamericano se negó rotundo, al considerar que esa petición esa degradante con la dignidad que le confiere su cargo y una afrenta pública a las instituciones de su país.