Entre los diez heridos hay cinco niños ingresados en estado grave en el hospital pediátrico Santo Bono de Napoles. Los pequeños no están acompañados de sus padres, que podrían estar hospitalizados o haber fallecido. El estado de los niños es muy grave, explicó el director del hospital, Carlo Maranelli. Una niña de unos tres años ha tenido que ser operada por una fractura craneal y tendrá que someterse a una nueva operación en las próximas horas.
En reanimación hay otro niño, también de más o menos tres años, en estado crítico, mientras que en neurocirugía está ingresado un chico de 10 años con una fractura en la mandíbula y su vida no corre peligro. Otra niña de 4 años sufre fracturas en las piernas. La última pequeña, de 10 años, también está ingresada en estado grave con una fractura de la mandíbula.
En otro centro de esa misma ciudad se encuentran otros tres heridos, entre ellos un hombre de 41 años al que los médicos mantienen en reanimación. Los otros dos se recuperan de distintas fracturas tras ser operados de urgencia.
De los fallecidos, entre los que se encuentra también el conductor, 33 cuerpos fueron extraídos del interior del vehículo, mientras que el resto fue recuperado de debajo de los restos del autobús.
Las primeras hipótesis hablan de un fallo en el sistema de frenos del autocar o, incluso, del reventón de uno de los neumáticos como la causa que le llevó a chocar contra varios coches y golpear un guardarraíl, para salirse de la carretera y terminar cayendo por el viaducto. El ente Autopistas italianas asegura que el autocar, fletado por la compañía Mondotravel, llegó a alta velocidad a un tramo en pendiente descendente en el que ya se habían producido accidentes muy graves y que está señalizado con indicadores para reducir la velocidad.