El mercado, en la ciudad de Rawalpindi, a poca distancia de la capital Islamabad, era una de las zonas más seguras de la ciudad. El área fue cerrada por el Ejército inmediatamente después de la explosión.
Dos estudiantes universitarios vestidos con uniformes azules se encontraban entre los muertos. Sus cuerpos yacían tendidos cerca de los restos de una bicicleta y en medio de charcos de sangre.
Los rescatistas tenían problemas para asistir a los heridos. Estallaron ventanas de edificios ubicados a cientos de metros de distancia como producto de la explosión.
Los ataques se produjeron después de un par de meses de relativa calma, en momentos en que los talibanes se reagruparon tras la muerte del líder Hakimullah Mehsud en una ataque con drones en noviembre.
Después de varias negociaciones, Mehsud fue reemplazado por Mullah Fazlullah, un comandante implacable que ha perpetrado ataques a gran escala contra las fuerzas de seguridad paquistaníes.
El superintendente de la policía, Muhammad Maqbool, dijo que cinco de las 13 personas que fallecieron el lunes eran soldados. Otras 14 personas resultaron heridas, añadió.
El portavoz talibán Shahidullah Shahid adjudicó al grupo la responsabilidad de la explosión en nombre de insurgentes islámicos.
"Continuaremos los ataques contra el Gobierno y sus fuerzas armadas, mientras las autoridades no anuncien un cese al fuego o conversaciones de paz con nosotros", señaló Shahid.
El ataque del lunes ocurre un día después de que los talibanes plantaran una bomba en un vehículo que transportaba a soldados paquistaníes y mataran a 20 de ellos. El ataque del domingo llevó al primer ministro Nawaz Sharif a cancelar su viaje al Foro Económico Mundial en la ciudad suiza de Davos.
El Gobierno busca negociaciones de paz con los talibanes de Pakistán para poner fin a la insurgencia, pero ha habido un aumento en los ataques desde que Sharif ganó las elecciones en mayo del 2013.