Museveni ha decidido sancionar la “Ley Antihomosexualidad”, aprobada por el Parlamento ugandés el pasado diciembre, tras conocer el informe de un panel de expertos que dilucida “si se puede o no nacer homosexual”, informa hoy el diario local “New Vision“.
“Definitivamente, no hay una responsabilidad genética para la homosexualidad”, concluyen 14 científicos convocados por el Ministerio de Sanidad ugandés para asesorar a Museveni sobre la relación entre la genética y la homosexualidad.
El informe, encargado tras las numerosas críticas recibidas por la comunidad internacional y organizaciones defensoras de los Derechos Humanos, sostiene que “la homosexualidad no es una enfermedad, sino simplemente un comportamiento anormal que es aprendido a través de las experiencias de la vida”.
“En cada sociedad hay un pequeño número de personas con tendencias homosexuales”, admite el texto.
Los expertos elegidos por el gobierno ugandés explican que la homosexualidad “puede estar influenciada por factores ambientales como la cultura, la religión y la presión social”.
“Esta práctica necesita regularse y legislarse como cualquier otro comportamiento humano, sobre todo para proteger a los más vulnerables”, defienden.
Uno de los consejeros médicos, Richard Tushemereirwe, advierte en el documento que la homosexualidad “tiene graves consecuencias sobre la salud y, por lo tanto, no debe ser tolerada”.
Los científicos opinan, además, que no hay necesidad de conducir estudios concretos sobre la homosexualidad en el contexto africano.
Museveni confirmó ayer a los diputados, que apoyaron mayoritariamente la futura norma, que firmará la “Ley Antihomosexualidad”, informó el portavoz del Gobierno, Ofwono Opondo, a través de su cuenta de Twitter.
“A quienes apoyáis a los homosexuales, tomáoslo con calma. Uganda es un país soberano. Podéis ir contra de la ley en los tribunales”, aconsejó Opondo.
La homosexualidad ya estaba tipificada en Uganda como delito, pero la nueva ley endurecerá las penas previstas para la comunidad gay.
En la actualidad, muchos países africanos consideran ilegal la homosexualidad, y las autoridades, como en los casos de Uganda o Zimbabue, han hecho declaraciones en términos muy agresivos contra esos colectivos.