El ministro de Energía, Taner Yildiz, que dirige las tareas de salvamento, indicó esta mañana que la cifra oficial de víctimas es de 201 y que el fuego y el monóxido de carbono dificultan el rescate, hasta el punto de que entre los heridos y muertos hay miembros de los equipos de rescate.
“Entre los muertos hay gente que no eran trabajadores de la mina. Hay gente afectada por el gas entre los heridos. No estamos seguros. Pero esto es preocupante. Puede aumentar aún más el número de fallecidos”, señaló el ministro a la prensa desde la localidad de Manisa, en el Oeste de Turquía, donde está la mina.
Sobre las 06.45 horas GMT, unas 18 horas después de la explosión que generó el accidente, uno de los mineros fue rescatado con vida, lo que permite no obstante tener esperanza de localizar a más trabajadores con vida.
Se estima que unos 787 trabajadores estaban en la mina de carbón cuando se inició un incendio que fue seguido de una explosión en una unidad de distribución de electricidad.
La explosión tuvo lugar a unos 200 metros de profundidad, pero a una distancia de dos kilómetros desde la boca de la mina, mientras que los mineros atrapados se hallan a entre uno y dos kilómetros del lugar de la detonación.
Hakan Aydin, presidente de la Asociación de Trabajadores Subcontratados, aseguró a la emisora CNNTurk que el número de muertos pasará seguro de 400 y denunció las malas condiciones de trabajo en la mina y que no se disponía de un plan de rescate en caso de accidente.
“Quienes entran en la mina ahora en los equipos de rescate son los mineros de esta y otras minas de los alrededores”, criticó.
Uno de esos mineros que participa en las tareas de rescate de sus compañeros indicó que al menos tres miembros de esos equipos han muerto.
“La imagen abajo es increíble. Nuestros compañeros yacen unos encima de otros en las galerías. Es imposible localizar a alguien vivo con tanto gas”, relató a CNNTurk.
Algunos testigos han denunciado incluso que había menores en la mina, como uno que aseguró que esperaba a poder ver el cuerpo de su sobrino de 15 años.
Esta mina fue privatizada hace un año, un proceso tras el que la empresa propietaria aseguró que volvía a dar beneficios después de que se hubieran reducido hasta una cuarta parte los costes de explotación en comparación con cuando era gestionada por el Estado.
Los sindicatos denuncian que ese ahorro se ha hecho a costa de las seguridad de los trabajadores.