La penuria energética, el desastre agrícola y la destrucción de las infraestructuras aún están por evaluar, los gobiernos de Serbia y Bosnia han declarado el estado de emergencia ante las peores inundaciones que se hayan conocido.
La crecida de los ríos no cesará hasta que las lluvias pierdan fuerza a partir del miércoles.
Aún hay gente atrapada en el techo de sus casas. Más de 15.000 personas han sido evacuadas en los últimos días en Serbia.
Rusia ha sido el primer país en responder a la ayuda de urgencia solicitada por Belgrado.
En Bosnia, las instalaciones militares como la de Zenica se han convertido en el refugio temporal de centenares de personas.
La orografía que caracteriza Bosnia ha agravado la situación ya que las riadas han multiplicado los deslizamientos de tierras. Centenares de pequeñas poblaciones situadas en colinas han sido, literalmente, engullidas por el barro.
En los centros temporales de emergencia, los testimonios repiten la misma tragedia. “Todo ocurrió, en apenas, unas horas”, asegura una ciudadana. Ahora miles de personas se han quedado sin nada.
Estas inundaciones han provocado un éxodo de miles de personas, también, en Croacia amenazada por las crecidas del río Sava.