Al no poder impulsar sus políticas económicas en un Congreso profundamente dividido, Obama ha ido más allá del equipo económico de la Casa Blanca en busca de ideas que puedan traducirse en decisiones ejecutivas o formas de presionar a instituciones y empresas para que hagan cambios que cumplan sus metas económicas.
Algunos de los participantes ya son conocidos del presidente. Entre los invitados del miércoles estuvieron Ben Bernanke, expresidente de la Reserva Federal, liberado ahora del muro que separa la Casa Blanca del banco central de Estados Unidos. Otros, como Alan Blinder, de la Universidad de Princeton, que almorzó con Obama hace dos semanas, y Martin Feldstein, de la Universidad de Harvard, que almorzó con el presidente el miércoles, ya le han ofrecido consejos anteriormente.
En total, 13 economistas han visitado la Casa Blanca desde el 18 de junio, ofreciendo a Obama sus opiniones sobre temas que van desde la banca y las finanzas, hasta la tecnología y la educación.
Esa manera de hacer las cosas no es nueva para el presidente, conocido por disfrutar de sentarse a la mesa con historiadores y, al principio de su presidencia, buscó el asesoramiento de economistas cuando se preparaba para hacer frente a la crisis financiera y la Gran Recesión. Pero los nuevos encuentros son diferentes, dijo un funcionario del gobierno, porque Obama invita a académicos con distintos puntos de vista que estudian una amplia gama de temas, desde el impacto de la robótica hasta la gobernanza empresarial.
Las posturas políticas de los invitados van desde liberales como Paul Krugman, economista de la Universidad de Princeton y columnista del New York Times, hasta el conservador Kevin Hassett, quien ha escrito que los esfuerzos de Obama para estimular la recuperación "han tenido poco impacto sobre el rendimiento relativo de la economía estadounidense".
Los invitados, que hablaron a condición de no ser identificados individualmente al describir los encuentros, dicen que durante los almuerzos de una hora y media, el presidente pide a los economistas que le hablen de su trabajo, entonces inicia una discusión y concluye pidiendo propuestas específicas. Además de almorzar con el presidente, varios de los economistas llegaron más temprano o se quedaron más tarde para reunirse con economistas de varias entidades del gobierno, incluyendo los departamentos del Tesoro y Comercio.
"Creo que es bueno que trate de determinar qué hacer desde la Casa Blanca en los próximos dos años y medio", dijo Anat Admati, profesor de Finanzas y Economía de la Universidad de Stanford, quien asistió a la reunión del 18 de junio.