Miguel Pajares, de 75 años, trabajaba para una ONG y dio positivo en un test de ébola en un hospital de Monrovia. El Gobierno español decidió repatriarlo junto con otra religiosa con pasaporte español, Juliana Bohi, en un avión medicalizado que aterrizó esta mañana en la capital española.
"Los pacientes han llegado bien. Un poco desorientados. Ahora están aislados", dijo a periodistas Javier Rodríguez, consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid.
"La monja está en muy buena situación general y el cura está en situación estable", dijo otro funcionario de salud, también a medios, tras una primera evaluación de los pacientes ya ingresados en el hospital.
Aunque Bohi no tiene confirmado el virus del ébola en un test realizado en Liberia, las autoridades sanitarias españolas están a la espera de otra prueba para descartar su infección.
Imágenes de televisión mostraron a tres ambulancias escoltadas por motos y coches policiales recorriendo el trayecto entre el aeropuerto de la base militar de Torrejón de Ardoz, donde aterrizó el avión y el hospital Carlos III.
El hospital había trasladado previamente a otros centros a sus pacientes ingresados y acondicionó la sexta planta del hospital para los dos repatriados, dijeron los trabajadores del centro.
El virus hemorrágico, que no tiene cura conocida, ha infectado a más de 1.600 personas tras su última aparición en África Occidental, poniendo bajo presión la capacidad de unos sistemas de salud con poca financiación y de grupos de ayuda en una de las regiones más empobrecidas del mundo.
Estados Unidos ha repatriado desde África a dos de sus ciudadanos afectados por el virus. Los dos recibieron un tratamiento experimental contra la enfermedad.