A Laura, la hija de DeCarlotto, la habían secuestrado con su compañero en La Plata, Argentina, en noviembre de 1977. Ella estaba embarazada. Se sabe que, al mes del secuestro, el compañero fue asesinado y a ella la dejaron vivir hasta que naciera su bebé, el 26 de junio en 1978, en un hospital militar. El bebé sería arrebatado de su madre horas después de su nacimiento y, dos meses más tarde, a Laura la sacarían del campo de concentración en el que estaba para asesinarla en una ruta de Buenos Aires.
De Carlotto recibió el cuerpo de su hija el mismo día de su asesinato y con el nieto logró reunirse recientemente gracias a su incansable trabajo y a su organización.
La Organización de las Naciones Unidas considera que la reciente reunión de De Carlotto con su nieto es muestra de que, con buena voluntad, cooperación y compromiso, es posible obtener un resultado positivo, incluso muchos años después de una desaparición.
El 30 de agosto de cada año, la ONU conmemora el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas. Y dado que la fecha está próxima, el Comité contra las Desapariciones Forzadas y el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas e Involuntarias de Naciones Unidas, hicieron un llamado a los gobiernos para apoyar a los familiares de los desaparecidos eliminando los obstáculos que dificulten la búsqueda de sus seres queridos. Lo anterior incluye la apertura de todos los archivos, especialmente los militares.
En un comunicado, la ONU señala que la búsqueda de personas desaparecidas y, en muchos casos, la debida identificación de restos descubiertos, “es el pedido más urgente y uniforme de los familiares, quienes sobrellevan un sufrimiento tremendo en su larga espera por conocer la suerte o el paradero de sus seres queridos.
“Más de 43 mil casos, la mayoría de los cuales datan de décadas pasadas, permanecen pendientes en el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas e Involuntarias de Naciones Unidas. Estos casos permanecen abiertos por diversas razones, en especial porque los familiares no tienen apoyo para averiguar qué sucedió con sus seres queridos”, señala la ONU.
El organismo explica que muchos familiares se enfrentan a obstáculos injustificados en su búsqueda, debido a la falta de voluntad política, o porque las investigaciones son insuficientes e inadecuadas.
Las desapariciones forzadas, explica, eran una práctica común en países gobernados por dictaduras militares, pero en la actualidad se lleva a cabo en situaciones complejas de conflicto interno, especialmente como método de represión política de los oponentes. Es una estrategia para infundir terror en los ciudadanos que se ha convertido en un problema mundial que no sólo afecta a una región concreta del mundo.
En México se han registrado casos de personas no localizadas. La subprocuraduría Jurídica y de Asuntos Internacionales de la Procuraduría General de la República (PGR), recientemente reveló que, según registros ingresados a partir del 1 de diciembre de 2012, con corte al 31 de julio del año en curso, las procuradurías y fiscalías reportaron la ausencia de 23 mil 234 personas, de las cuales 12 mil 821 fueron encontradas con vida y nueve mil 790 quedan pendientes por localizar.
Las autoridades mexicanas han explicado que, en nuestro país, las causas de desaparición incluyen ausencia voluntaria, problemas domésticos, privación ilegal de la libertad, migración, internamiento en centros de reclusión, fallecimiento o víctimas de otros delitos.
La ONU insiste que los Estados deben garantizar a todas las personas con un interés legítimo en saber lo que ocurrió, total e inmediato acceso a los mecanismos nacionales, regionales e internacionales que permitan establecer la verdad sobre las desapariciones.