Nicolas Sarkozy concedió ayer su primera entrevista tras anunciar el viernes su regreso a la vida pública. Dice que "no tenía otra opción", ante el estancamiento económico que padece el país, "el espectáculo" que está dando su partido político, el UMP, y el peligroso avance de Marine Le Pen. "Nunca he visto semejante cólera y desesperanza (...) No voy a abandonar a la gente", dijo el ex presidente en su esperada aparición televisiva.
El que lleva en la política 35 años y ya fue inquilino en el Elíseo presumió ayer de discurso renovador. Asumió sus errores del pasado y dijo querer cambiar la política y unir a los simpatizantes del UMP "para crear la primera formación del siglo XXI.
"Si perdí fue mi responsabilidad. He guardado en mi corazón y en mi cabeza cada segundo de ese momento", ha dicho en su intervención en la cadena France 2.
Acusó a François Hollande de no haber dicho la verdad a los franceses y evocó los problemas económicos del país: el paro (del 10,4%) y el nulo crecimiento que ponen el riesgo, opina, la estabilidad de toda Europa y la "pueden llevar a la quiebra". "Francia no está condenada a desaparecer. Hay soluciones", explicó el ex mandatario.