Rousseff fue la más madrugadora, depositó su voto en una escuela Santos Dumont en Porto Alegre, capital del estado de Río Grande do Sul (sur) poco después de las 08.30 hora local (10.30 GMT), media hora después del inicio de la jornada electoral, que según las autoridades transcurre con normalidad y escasos incidentes.
La mandataria, vestida con una chaqueta roja, color del Partido de los Trabajadores (PT), después de votar bebió una infusión yerba mate, típica del sur de Brasil, así como de Argentina, Paraguay y Uruguay.
Neves cumplió con su deber del voto en su ciudad natal, Belo Horizonte, capital de Minas Gerais (sureste), acompañado de su esposa, la exmodelo Leticia Weber, que al igual que el candidato, estaba vestida de azul, color que identifica al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).
Curiosamente, Neves votó en el colegio Governador Milton Campos, donde Rousseff, que también nació en esa ciudad del sureste del país, cursó sus estudios primarios.
Los dos candidatos coincidieron en quejarse de la virulencia de la campaña electoral, que ha sido empañada por constantes ataques personales y la divulgación de mentiras para arañar la imagen de los adversarios.
"Tuvo momentos lamentables, formas de trato indebidas y creo que eso fue rechazado por la población. Creo que a la población no le gustó" la campaña, declaró Rousseff a periodistas tras votar.
Al igual que Rousseff, en declaraciones a periodistas Neves se quejó del desarrollo de la campaña electoral, que en su opinión ha sido la "más sórdida" vista en Brasil.
"La otra candidata creó divisiones artificiales" y se valió "del terrorismo electoral para intentar mantenerse en el poder", declaró Neves, quien volvió a negar que Brasil esté fraccionado entre los "pobres" que apoyarían a Rousseff y los "ricos" que lo respaldarían a él.
En ese marco, apuntó que si las urnas le dan la victoria hoy, su "primera misión será promover la unión nacional".
La jornada electoral, en sus cinco primeras horas transcurría con normalidad y "son las más tranquilas de los últimos tiempos", según informó el presidente del Tribunal Superior Electoral, José Antonio Dias Toffoli, en una rueda de prensa.
Las autoridades arrestaron a 66 personas por cometer delitos electorales, como repartir propaganda o hacer proselitismo en los lugares de votación, lo que está prohibido.
Uno de los arrestados fue un hombre de 42 años que prendió fuego a una urna electrónica, después de haber colocado combustible, en la localidad de Porteirinha (Minas Gerais).
Toffoli afirmó que el chip de la urna fue recuperado, por lo que no se perdieron los datos de votación que se habían registrado hasta ese momento.
También se registraron otras 277 incidencias que no resultaron en detenciones, lo que incluye aglomeraciones en los colegios electorales y votantes que fueron amonestados por estar borrachos.
Un joven de 20 años, identificado como Robson Diego de Moura Soares, fue asesinado en un colegio electoral en la ciudad de Mossoró, en el estado de Río Grande do Norte (noreste), pero las autoridades descartaron que el homicidio se tratara de un crimen electoral.
Según el presidente del TSE, la víctima no votaba en el colegio electoral donde fue asesinado e indicó que la policía cree que estaba "huyendo" de una banda.
Hasta las 13.00 (15.00 GMT) las autoridades tuvieron que sustituir 1.733 urnas electrónicas, el 0,4 % del total, por problemas técnicos.
Los centros de votación abrieron a las 08.00 hora local (10.00 GMT) y funcionarán hasta las 17.00 (19.00 GMT) aunque, por los diversos husos horarios que existen en el extenso territorio brasileño, el estado de Acre, en la frontera con Bolivia y Perú, será el último en cerrar, tres horas después.
La campaña de las presidenciales fue la más polarizada e impredecible de las últimas décadas en Brasil y llegó a su fin sin un candidato aún claramente favorito.
Los sondeos divulgados este sábado por Datafolha e Ibope, los dos institutos demoscópicos más prestigioso del país, mostraron que Rousseff supera entre cuatro y seis puntos porcentuales a Neves, aunque señalaron una caída en la intención de voto de la mandataria y una subida del líder opositor en los días previos a los comicios.
A pesar de mostrar a Rousseff por delante, Datafolha pronosticó un "empate técnico" entre ambos candidatos, debido al margen de error de dos puntos porcentuales.
Rousseff ganó la primera vuelta, realizada el pasado 5 de octubre, con el 41,5 %, frente al 33,5 % del opositor.