Ban, en un comunicado de su portavoz, calificó el ataque contra estos civiles de "horrendo" y trasladó sus condolencias a las familias de los fallecidos y al pueblo y las autoridades de Kenia.
El diplomático reiteró, además, el apoyo de las Naciones Unidas a los esfuerzos del país africano contra el terrorismo y para proteger a su población de acuerdo con la ley internacional y las obligaciones en materia de derechos humanos.
El ataque, registrado en una cantera en el noreste de Kenia, terminó con la muerte de 36 trabajadores, ejecutados con un disparo en la cabeza supuestamente por no ser musulmanes.
El ataque ocurrió a pocos kilómetros de donde hace 10 días Al Shabab asesinó a otras 28 personas de un modo similar.
Un grupo de hombres fuertemente armado irrumpió en el recinto y trató de identificar a los trabajadores musulmanes. A los que no profesaban esta religión se les disparó en la cabeza, y algunos incluso fueron decapitados, según confirmaron fuentes policiales.
Al Shabab reivindicó el ataque en un comunicado difundido por la radio somalí "Al Andalus": "En otra exitosa operación llevada a cabo por los muyaidín, cerca de 40 cruzados kenianos encontraron la muerte después de que una unidad de la brigada Saleh Nahban los atacara la pasada medianoche".
La milicia islamista lo justificó como una respuesta "a la ocupación keniana de tierras musulmanas" y advirtió de que "forma parte de una serie de ataques planeados" en este país.