Divide a Congreso decreto sobre control de armas

El dividido campo republicano respondió con una sola voz prometiendo que cualquier conservador que llegue a la Casa Blanca revertirá, de inmediato, las medidas de Obama.

Todos los candidatos demócratas, incluido Bernie Sanders, el más reticente en la materia, dieron su apoyo a la iniciativa presidencial.

En su frontal ofensiva contra la iniciativa de Obama, los republicanos cuentan con el apoyo irrestricto del poderoso lobby proarmas, la Asociación Nacional del Rifle (NRA).

La NRA, principal defensor y cabildero del comercio de armas en Estados Unidos, respondió ante el anuncio de este martes sobre un paquete de decretos para el control de armas anunciado por el presidente Barack Obama, y aseguró que las medidas no podían ser tomadas en serio.

“El momento de estos anuncios, en el octavo y último año de su presidencia, demuestra no sólo la explotación política sino también una fundamental falta de seriedad”, expresó el director ejecutivo de la polémica entidad, Chris Cox.

Por primera vez, las organizaciones que buscan limitar las armas tienen músculo político y, sobre todo, financiero.

Ted Cruz ni siquiera se dignó a comentar la avanzada intención de Obama de ejercer sus poderes ejecutivos para aumentar los controles sobre los compradores de armas.

El candidato presidencial republicano y senador por Texas llegó a promocionarse en esta campaña presidencial mediante un video en el que se le ve "cocinando" un trozo de tocino enrollado en un rifle automático del que dispara varias rondas, hasta que el tocino sale humeante.

Ahora, volvió a optar con un gesto gráfico para dar su respuesta a los planes de Obama: Cruz rifará un rifle con su emblema grabado en la culata de madera mientras Obama anuncia sus medidas.

El resto de candidatos republicanos prefirió métodos más comunes, aunque necesariamente más sutiles, para condenar los planes de Obama.

Pero el mensaje es unívoco: no rotundo a cualquier intento de tocar el sacrosanto derecho a portar armas, consagrado en la Segunda Enmienda de la Constitución. Y la promesa de revertirlas de inmediato si llegan a la Casa Blanca.

"No se preocupen, en mi primer día en el Despacho Oval, esas órdenes serán cosa del pasado", aseguró el senador por Florida Marco Rubio en un mitin.

Una promesa que tanto él como otros candidatos pretenden mantener incluso aunque las medidas promulgadas por Obama son muy limitadas, destinadas sobre todo a extender los controles de antecedentes para garantizar que las personas que no deberían tener un arma -gente con antecedentes criminales o un historial de problemas mentales- puedan hacerse con una.

Medidas de sentido común, como le gusta reiterar, pero que han chocado siempre con la oposición del Congreso.

No importa. Donald Trump, el todavía candidato republicano favorito en las encuestas, acusó ayer lunes a Obama de dar pequeños pasos que tienen como objetivo acabar con la Segunda Enmienda.

"Esto es otro paso para que no podamos adquirir armas", denunció en la cadena CNN.

Jeb Bush recriminó a Obama intentar arrebatarles las armas a ciudadanos cumplidores de la ley, mientras que el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, lo acusó de actuar como si fuera un rey o un dictador.

Con este rechazo frontal republicano, la polémica está servida en la campaña presidencial que ahora sí arranca en serio.

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