El gobierno del presidente colombiano Juan Manuel Santos y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) firmaron ayer en la capital cubana un histórico acuerdo de cese al fuego bilateral y definitivo.
De esta manera se pone fin técnicamente al último conflicto bélico interno que existía en Latinoamérica, que inició en la década de 1960 con un saldo de decenas de miles de muertos y millonarias pérdidas económicas.
El Acuerdo para el Cese al Fuego y de Hostilidades Bilateral y Definitivo estableció que el máximo organismo internacional es el encargado del control del armamento y la dejación de las armas por parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
El papel de la ONU “consiste en un procedimiento técnico, trazable y verificable mediante el cual la ONU recibe la totalidad del armamento de las FARC para destinarlo a la construcción de 3 monumentos, acordados entre el gobierno nacional y las FARC”.
La entrega de las armas por parte de “las FARC se desarrollará en dos tiempos, denominados Control de Armamento y Dejación de las armas, que integran los siguientes procedimientos técnicos: registro, identificación, monitoreo y verificación de la tenencia, recolección, almacenamiento, extracción y disposición final”.
La Cepal felicitó a Colombia
La secretaria de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, felicitó al pueblo colombiano por la firma del acuerdo de cese al fuego bilateral y definitivo que pone fin a más de medio siglo de conflicto armado con las rebeldes FARC.
La titular de la Cepal señaló en una declaración que lo acontecido en La Habana es “uno de los capítulos más luminosos de la diplomacia y del compromiso multilateral con nuestros mejores valores civilizatorios”.
Enfatizó que se trata de “un logro del pueblo colombiano en su conjunto, expresión de su madurez, de su compromiso por acallar los fusiles y construir una sociedad donde las diferencias se resuelvan con las herramientas de la democracia”.