Maduro convocó el lunes al mecanismo para transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva carta magna, lo que derivaría en elecciones generales. La medida provocó un amplio rechazo de la oposición, que la considera fuera de las normas constitucionales.
El ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Heraldo Muñoz, argumentó que, de acuerdo a lo adelantado por Maduro, dicha Asamblea no se conformaría a través del sufragio universal, libre y secreto sino a través de la representación de sectores sociales.
"Esto implicaría, aparentemente (...), la disolución de la Asamblea Nacional (Parlamento) que fue elegida por el soberano, por el pueblo venezolano a través de las urnas", dijo Muñoz a periodistas.
"Así que la ya difícil situación de Venezuela sin duda se está tornando aún más compleja. Se ha agravado", afirmó.
Por su parte, la ministra de Relaciones Exteriores de Argentina, Susana Malcorra, consideró que en Venezuela deberían funcionar los mecanismos existentes que permitan garantizar la celebración de elecciones.
"Si bien (el procedimiento) está en la Constitución, me parece que en este momento es casi como echar nafta al fuego. Tenemos que evaluarlo, pero pareciera que todo el mundo está doblando la apuesta y no está pensando que los que se mueren en la calle, sea cual sea el color político, son venezolanos", afirmó.
Muñoz dijo que se mantiene en contacto con cancilleres de otros países sobre la situación de Venezuela y el llamado a una Asamblea Nacional Constituyente para contar con más detalles sobre la propuesta de Maduro.
Más tarde, la canciller de Venezuela, Delcy Rodríguez, calificó de injerencistas los comentarios hechos por los representantes de los gobiernos sudamericanos y sugirió a su par en Chile adelantar también un proceso constituyente para "remover las bases constitucionales dictadas por la dictadura de Pinochet".