Por segundo año consecutivo, los peregrinos extranjeros no podrán realizar el hach, uno de los cinco pilares del Islam que, en principio, cada musulmán debe realizar al menos una vez en su vida.
Los afortunados fueron elegidos entre 558 mil sauditas residentes en el país de entre 18 y 65 años de edad, que para postular tenían que estar vacunados y no padecer una enfermedad crónica.
En 2020 solo una decena de miles de fieles residentes en Arabia Saudita pudieron realizar la peregrinación.
En 2019 participaron 2.5 millones de personas provenientes de todo el mundo.
El ministerio del Hach y la Umrah (la pequeña peregrinación que se puede realizar todo el año) anunció a principios de julio que tomaba "estrictas precauciones sanitarias", en un momento en que se propagan nuevas variantes del virus.
Además de las medidas de distanciamiento social, el ministerio creó una "tarjeta electrónica para el hach" que permite a los peregrinos acceder sin contacto a los campamentos y hoteles.
Este año se utilizarán robots para distribuir botellas de agua sagrada.
Los peregrinos tampoco podrán tocar la Kaaba, la estructura cúbica en La Meca, el punto de referencia para rezar de los musulmanes de todo el mundo.
Frustración por la pandemia durante la peregrinación
En 2020 solo una decena de miles de fieles residentes en Arabia Saudita pudieron realizar la peregrinación. AFP / ESPECIAL
El año pasado las autoridades pusieron a disposición clínicas móviles y ambulancias y los peregrinos recibieron botiquines que incluían piedras esterilizadas para el rito de la lapidación, desinfectante, máscaras y una estera de oración.
Arabia Saudita, con 34 millones de habitantes, registró oficialmente hasta ahora más de 503 mil casos de coronavirus, ocho mil de ellos mortales.
Según las autoridades, ya se inyectaron más de 20 millones de dosis de vacuna anti COVID-19.
La gran peregrinación es una fuente de prestigio para los líderes sauditas, cuya legitimidad política se apoya en el título de "Guardián de los Santos Lugares" (La Meca y Medina) otorgado al rey.
Pero la prohibición de los peregrinos extranjeros por segunda vez consecutiva ha despertado cierto resentimiento entre quienes nunca han realizado el hach.
"El gobierno saudita quiere jugar la carta de la seguridad al prohibir los peregrinos extranjeros por segundo año consecutivo", dijo Umar Karim, investigador visitante del Royal United Services Institute en el Reino Unido.
"Pero la frustración está aumentando en el mundo musulmán, lo que podría (...) conducir a una reducción de la influencia religiosa" de Arabia Saudita, agregó.
Las restricciones son "un desastre para la economía del hach en el mundo entero", explicó.
Reactivación económica difícil en Arabia Saudita
En La Meca, el formato reducido de la peregrinación afecta a cientos de miles de puestos de trabajo en peluquerías, turoperadores o vendedores de recuerdos. AP / A. Nabil
En tiempos normales, el hach y la umrah aportan unos 10 mil 300 millones de euros al año (12 mil 200 millones de dólares) a Arabia Saudita, que está intentando diversificar su economía, demasiado dependiente del petróleo.
También son una bendición para las aerolíneas y agencias de viajes.
En La Meca, el formato reducido de la peregrinación afecta a cientos de miles de puestos de trabajo en peluquerías, turoperadores o vendedores de recuerdos.
También sufren los centros comerciales, los apartamentos y hoteles de lujo que han surgido en los últimos años en la ciudad santa.
"La restricción del hach de este año por parte del gobierno saudita pesará sobre la recuperación económica del reino", sostuvo la consultora de investigación económica Capital Economics.
"El gobierno está preocupado de que más peregrinos puedan desencadenar un aumento en los casos de COVID-19 e importar nuevas variantes, lo que obligaría a endurecer las restricciones que están dañando la economía", agregó.