El ejército de Dinamarca informó que el animal está amenazado de muerte si vuelve a acercarse a una estación en el noreste de Groenlandia, donde atacó a un equipo de documentalistas.
El lunes temprano, el oso logró colar su cabeza por una ventana mal cerrada en un local de investigación donde se alojaba el equipo de rodaje, a una distancia de 400 metros de la pequeña base militar de Daneborg.
Según el relato del "Comando Ártico", la unidad danesa estacionada en ese lugar, el oso polar mordió a uno de los tres hombres en la mano antes que el equipo consiguiera ahuyentarlo usando sus pistolas de alarma.
Trasladado en primer lugar a la base militar, el documentalista herido tuvo que ser evacuado a Akureyri, en Islandia.
El plantígrado, al que ya se han atribuido cinco incidentes, volvió nuevamente al lugar horas más tarde y también en la noche del lunes al martes, cuando consiguió romper una ventana de la instalación.
"Las autoridades locales lo han clasificado como 'oso problemático', lo que autoriza a abatirlo si regresa", indicó el Comando Ártico en un comunicado.
Groenlandia, azotada por ola de calor
El incidente se produce justo después que el noreste de Groenlandia haya sufrido una ola de calor, con un récord de temperatura en la región de 23.4ºC.
Los especialistas indican que el retroceso de la banquisa, terreno de caza para los osos polares, los obliga a quedarse en tierra más tiempo y provoca problemas de desnutrición que amenazan la especie, ya clasificada como vulnerable.
Aunque siguen siendo raros, los incidentes con humanos aumentan al acercarse cada vez más los osos a núcleos habitados en busca de alimentos, según protectores del medio ambiente y autoridades.
Según un estudio publicado en Nature Climate Change en julio de 2020, estos plantígrados blancos emblemáticos del Ártico, con 25.000 ejemplares actualmente, están amenazados de extinción alrededor de 2100.