con la expulsión masiva de los haitianos que en los últimos días cruzaron por miles la frontera desde México y ahora se encuentran acampando debajo de un puente internacional en la localidad de Del Río, ubicada en el sur de Texas y fronteriza con Ciudad Acuña, del lado mexicano.
"Estoy consternado por las imágenes de las deplorables condiciones debajo de una autopista de cemento (que hace de puente) en el Río, donde más de 14.000 haitianos se han aglomerado después de difíciles viajes desde distintos países de América", señaló el alto comisionado de la ONU para los refugiados, Filippo Grandi.
El responsable indicó que para estas expulsiones las autoridades estadounidenses están invocando una política (conocida como "Título 42") que les permite deportar automáticamente a inmigrantes irregulares que entran por su frontera sur, sin permitir que puedan presentar una solicitud de asilo.
La aplicación de esa política se ha justificado por la pandemia de la covid-19 y el riesgo sanitario que implica la entrada irregular de inmigrantes.
Grandi dijo que las deportaciones de haitianos se están produciendo sin que se consideren sus necesidades de protección y que esta medida viola las normas internacionales y puede constituir repatriaciones forzadas.
Haití, considerado el país más pobre de América, afronta una profunda crisis política y social que se ha visto agudizada por el terremoto del pasado 15 de agosto y el asesinato, el 7 de julio, del presidente Jovenel Moise.
Este lunes, 233 haitianos, entre ellos 45 niños y 45 mujeres, llegaron a Puerto Príncipe, la capital haitiana, deportados de EEUU, que ya ha enviado a cerca de 600 migrantes de regreso al país caribeño, del cual mucho de ellos habían salido hace varios años y durante los cuales se instalaron en distintos países de Latinoamérica.
El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, ha declarado que las fronteras de EEUU "no están abiertas" y que los migrantes "no deben emprender un viaje peligroso para intentar entrar en éste.
Por su parte, la Oficina de la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, que dirige Michelle Bachelet, dijo que también le preocupa esta expulsión masiva de migrantes haitianos porque todo indica que no hubo ninguna evaluación individual de sus casos.