Más de 1.2 millones de personas protestaron este martes en ciudades y pueblos de Francia contra la reforma de las pensiones del liberal Emmanuel Macron, un rechazo popular que cobra fuerza ante un presidente decidido a aprobarla en el Parlamento.
"El gobierno debe escuchar el rechazo masivo de este proyecto y retirarlo", dijo Patricia Drevon, sindicalista de FO, tras una reunión de las centrales sindicales, llamando a nuevas movilizaciones la próxima semana, el martes 7 y el sábado 11.
Aunque con cifras diferentes, la movilización fue mayor que la primera jornada de protestas del 19 de enero. Los manifestantes pasaron de 1.12 millones a 1,272 millones, según las autoridades; de "más de dos millones" a 2.8 millones, según el sindicato CGT.
Las dos medidas que cristalizan el descontento son el retraso progresivo hasta 2030 de la edad de jubilación de 62 a 64 años y el adelanto a 2027 de la exigencia de cotizar 43 años -y no 42 como ahora- para cobrar una pensión completa.
"No quiero trabajar más tiempo, tengo un trabajo duro y ya estaré destrozada a los 62 años. No es viable ni física ni moralmente", dijo a AFP Sylvie Dieppois, una ayudante de cocina que manifestó en Ruán (noroeste).
París, donde se detuvo a 30 personas por choques con las fuerzas de seguridad, registró la mayor manifestación con 87 mil personas (500 mil según la CGT), pero la participación también subió en la mayoría de ciudades y pueblos: 40 mil en Marsella, 28 mil en Nantes, 23 mil en Rennes, etc., según la policía.
En cambio, los huelguistas -que no cobran las horas de paro- fueron menos numerosos en el sector público, como en la educación -uno de cada cuatro docentes, según el gobierno; el doble para los sindicatos-, así como en la empresa de ferrocarriles SNCF (36,5%), según una fuente sindical.
La punta de lanza vino del sector energético. Las centrales nucleares registraron una caída de producción de unos 3 mil MWh, según la empresa EDF. Y entre un 75% y un 100% del personal de las refinerías y depósitos de TotalEnergies se unieron al paro, según la CGT.
- Moción de censura popular -
Los manifestantes piden que el gobierno dé marcha atrás al endurecimiento de las condiciones para acceder a una pensión completa, pero la primera ministra Élisabeth Borne ya advirtió que el retraso a 64 años "ya no era negociable".
La oposición de izquierda pidió así una "moción de censura popular" en las calles. "Estamos viviendo un día histórico. El señor Macron está seguro de perder", dijo su líder Jean-Luc Mélenchon, que reclamó un "referéndum" sobre el proyecto.
Con el rechazo ya anunciado del frente de izquierdas Nupes y de la extrema derecha, el gobierno espera lograr el apoyo clave en el Parlamento del partido de derecha Los Republicanos (LR), favorable a una reforma pero dividido sobre si sostener la actual.
El rechazo popular, actualmente alrededor del 70% según los sondeos, aumenta la presión. Además, según una encuesta de Odoxa, dos de cada tres franceses valoran negativamente al presidente y a su primera ministra.
Desde su llegada al poder en 2017, Macron defendió su voluntad de "sacudir" el sistema con sus reformas de corte liberal, que en ocasiones le valieron una imagen de "presidente de los ricos", como durante la protesta social de los chalecos amarillos.
La reforma de las pensiones es clave para él. La edad de jubilación en Francia es una de las más bajas de Europa y acercarla a la de sus vecinos busca garantizar el equilibrio futuro en la caja de las pensiones, según este exbanquero de negocios.
Después que la pandemia le obligara a retirar un primer intento, el gobierno escogió un polémico procedimiento parlamentario que le permite aplicar el actual plan si las dos cámaras del Parlamento no se pronuncian para finales de marzo.
Los plazos se anuncian ajustados. La Asamblea Nacional (cámara baja) empezó esta semana a examinar en comisión las 7 mil enmiendas presentadas al texto, antes de que pase al pleno el lunes y, a continuación, al Senado (cámara alta).