África, y sus vastos recursos: Abdelfatah al Burhan, jefe de las Fuerzas Armadas de Sudán, y Mohamed Hamdan Dagalo, alias Hemedti, líder del grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR).
Ambos se unieron para derrocar al presidente Omar al Bashir, en 2019, y brevemente gozaron de apoyo popular, ante la esperanza de que pudieran darse tímidos pasos hacia la democracia. Pero estas se desvanecieron cuando Al Burhan disolvió el Consejo de Soberanía de Transición, en 2021.
-Dos ejércitos enfrentados-
Sudán se hunde ahora en un conflicto que afecta también a sus vecinos. Según el ex primer ministro sudanés Abdalá Hamdok, "no se trata de una guerra entre un ejército y una pequeña rebelión. Son prácticamente dos ejércitos, bien entrenados y bien armados".
Las FAR cuentan con cerca de 100.000 combatientes, leales a Hemedti, y cuentan con bases en todo el país. No está muy claro quiénes conforman el grupo de sus aliados, pero se considera que incluye a Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos (EAU), las fuerzas del mariscal de campo Khalifa Haftar, en Libia, y el grupo paramilitar ruso Wagner.
Además, se estima que tienen buenas relaciones con Yemen, dado que Hemedti envió allí a miles de mercenarios para luchar contra los hutíes, aliados de Irán. Las FAR no cuentan, como el ejército sudanés, con una fuerza aérea, pero tienen alta movilidad y amplia experiencia en el uso de vehículos acondicionados con ametralladoras y armas antitanques, lanzacohetes y armas ligeras. Se rumorea también que el grupo Wagner les ha entregado armas, a cambio de recursos auríferos bajo su control. A nivel regional, Hemedti tiene aliados en Chad, según el experto en seguridad Ahmed Soliman, del centro de análisis Chatham House.
Por su parte, el especialista en Sudán Aly Verjee, de la Escuela de Estudios Globales de Gotenburgo, Suecia, hace notar "que aunque las FAR pueden haber surgido de las milicias Yanyauid, activas en Darfur hace décadas, los combatientes actuales son más jóvenes y mucho más diversos”.
-El ejército regular de Sudán-
Las Fuerzas Armadas regulares de Sudán, que cuenta con unos 120.000 uniformados, excluidos reservistas, tiene profundos vínculos con Egipto. Pero Egipto tiene que poner en la balanza su apoyo a las fuerzas de Al Burhan y su dependencia de las inversiones de los Emiratos Árabes Unidos, que respaldan a las FAR.
Otro actor importante en el Golfo, Arabia Saudita, ha respaldado tanto a las FAR como al Ejército sudanés. Sin embargo, Verjee cree que se ha sobreestimado la influencia de los actores internacionales del Golfo y más allá, en el conflicto de Sudán.
Hassan Khannenje, director del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos HORN, piensa que los países extranjeros intentarán convencer a ambos bandos de negociar la paz. Pero declaró a DW que, en ausencia de diálogo, teme que "en las próximas una, dos o tres semanas, de repente se vea que los aliados de fuera de Sudán empiezan a enviar tanto dinero como armas".