"Estamos aquí para apoyar una reforma integral del sistema de inmigración que mantenga unidas a las familias, y que abra una senda para, primero, la legalización y luego la ciudadanía a más de 11 millones de inmigrantes", dijo, Jessica García.
García, hondureña de 39 años, es organizadora en el grupo New Immigrant Community Empowerment, del barrio neoyorquino de Queens, y llegó con decenas de activistas de esa organización a la explanada frente al Capitolio, donde tuvo lugar la marcha de la tarde de ayer.
La marcha de ayer en Washington y otras partes del país fueron convocadas por organizaciones comunitarias, iglesias, sindicatos y grupos políticos para presionar al Congreso a que apruebe una reforma migratoria integral.
Un grupo bipartidista de senadores conocido como el "Grupo de los 8" ultima los detalles de un proyecto de ley de reforma migratoria. Se espera que la iniciativa, de 1.500 páginas, se dé a conocer en los próximos días.
De hecho, el Comité Judicial del Senado anunció hoy una audiencia sobre la reforma para el próximo 17 de abril, dando el pistoletazo para el eventual debate y votación de la medida en la Cámara alta.
A diferencia de las demostraciones que tuvieron lugar hace siete años, cuando fracasó otro intento de reforma migratoria, los activistas hoy ante el Congreso agitaban banderas de EE.UU. y lucían prendas azules, blancas y rojas, sin que hubiese a la vista las banderas de México, Colombia, Venezuela, El Salvador, Nicaragua y otros países latinoamericanos como en 2006.
"Ha llegado el momento de que el Congreso actúe y de que el presidente Barack Obama cumpla su promesa", dijo Anne Seals, una organizadora de Action North Carolina que llegó desde Charlotte con un centenar y medio de manifestantes.
"En nuestro estado la mayoría de los inmigrantes indocumentados viene de América Latina y trabajan en la construcción, en la jardinería", añadió. "Pero también hay mucha gente (indocumentada) de Asia, en empleos de alta tecnología, y profesionales de Oriente Medio".
Un nutrido grupo de manifestantes llegado desde Conroe, en Texas, coreó: "Aquí estamos, y no nos vamos, y si nos echan, nos regresamos".
Rudy González, una salvadoreña que vive en Rockville (Maryland) y tiene permiso para trabajar legalmente, se sumó a la manifestación tal como lo ha hecho "en otras tantas".
"Tenemos familiares indocumentados, tenemos amigos que han sido deportados", añadió González. "Esperemos que esta vez sí el Congreso actúe".