El mundo inquieto por la democracia en Egipto

Una de las más fuertes reacciones fue la de Alemania, cuyo ministro de Relaciones Exteriores, Guido Westerwelle, consideró la intervención de los militares como "un fracaso mayor para la democracia en Egipto". "Es urgente que Egipto vuelva cuanto antes al orden constitucional", afirmó.

Unas horas después de que los militares destituyeran al primer presidente egipcio elegido democráticamente, el presidente estadounidense Barack Obama se declaró "profundamente preocupado" por la evolución de la situación en el país árabe más poblado, al que Estados Unidos aporta una ayuda militar sustancial.

"Llamo a los militares egipcios a ceder toda la autoridad rápidamente y de manera responsable a un gobierno civil democráticamente electo a través de un proceso abierto y transparente", dijo Obama.

Sin calificar la toma militar como un golpe de Estado, Obama sólo anunció que pediría a las agencias y ministerios concernidos estudiar las "implicaciones" legales de la nueva situación en la ayuda que Estados Unidos da anualmente a Egipto y que en virtud de la legislación estadounidense no puede ir hacia un país en donde hubo un golpe de Estado.

Estados Unidos también ordenó la evacuación de su embajada en El Cairo. Gran Bretaña, en cambio, anunció que cooperaría con las nuevas autoridades.

"No apoyamos las intervenciones militares en un sistema democrático", dijo el jefe de la diplomacia británica, William Hague, "pero trabajaremos con las autoridades en Egipto". El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió por su parte que se restablezca rápidamente un gobierno civil.

Rusia pidió por su lado a todas las fuerzas políticas de Egipto "contención" y que se permanezcan en el marco "democrático". "Consideramos importante que todas las fuerzas políticas de Egipto den muestras de moderación [...] y confirmen en actos la voluntad de resolver los problemas políticos y socioeconómicos en el marco democrático", declaró la cancillería rusa en un comunicado.

El bloque europeo evitó referirse a un golpe de Estado y pidió que los derechos del presidente Mursi sean respetados.

Francia "toma nota" del anuncio de los militares en Egipto de convocar a nuevas elecciones, cuya fecha no precisaron. El canciller francés, Laurent Fabius, deseó "que se establezcan los plazos en el respeto a la paz civil, al pluralismo, a las libertades individuales y a los logros de la transición democrática para que el pueblo egipcio pueda elegir libremente a sus dirigentes y su futuro".

En la región, el rey Abdalá de Arabia Saudita fue el primer dirigente extranjero en felicitar al nuevo presidente interino, Adli Mansur, al que calificó como el "presidente de la hermana República árabe de Egipto", incluso antes de que éste prestara juramento. Siria, con quien el presidente Mursi había roto las relaciones diplomáticas, estimó que su derrocamiento era un "gran logro".

En cuanto a Israel, el gobierno permaneció silencioso sobre la crisis en Egipto, primer país árabe con el que firmó un acuerdo de paz, en 1979. "Es un problema interno egipcio", declaró el ministro de Transporte, Israel Katz. 

Irán declaró respetar "la voluntad del pueblo" egipcio e insistió en "la necesidad de responder a los reclamos legítimos", declaró el portavoz de la cancillería, Abas Araghchi. Qatar, principal respaldo de los Hermanos Musulmanes, afirmó que continuaría apoyando a Egipto, pero no felicitó al nuevo presidente interino.

Las autoridades turcas criticaron la intervención militar sosteniendo que no refleja la voluntad popular y urgieron a Egipto a "regresar al orden democrático". 

 

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