Por tal motivo, el Subsecretario de Planeación y Transición Energética de la SENER, Leonardo Beltrán Rodríguez; el Ministro Consejero de la Embajada Británica en México, Justin Mckenzie-Smith y el Gerente de Proyecto de la Calculadora 2050, del Departamento de Energía y Cambio Climático del Reino Unido, Edward Hogg, firmaron una carta de intención para la implementación del proyecto.
La Calculadora 2050 es una iniciativa creada originalmente por el gobierno de Reino Unido con la intención de transformar su economía y garantizar el suministro seguro de energía baja en carbono mediante la participación activa de la sociedad. Por ello se diseñó un instrumento que diera respuesta sólida a preguntas como: ¿cuánta energía pueden producir las tecnologías existentes?, ¿cuál es la demanda energética por sector? y ¿dónde se deben enfocar los esfuerzos del gobierno y dónde no?
Con la participación del Centro Mario Molina, el equipo de trabajo buscará adaptar la metodología de la calculadora a las condiciones particulares de México, para emplearla como una herramienta que ayude a comunicar las circunstancias de planeación en el sector a largo plazo.
México cuenta con ambiciosas metas de generación mediante fuentes no fósiles y mitigación de Gases de Efecto Invernadero (GEI). De acuerdo con la Ley para el Aprovechamiento de las Energías Renovables y el Financiamiento a la Transición Energética, en 2050 el límite de generación mediante fuentes fósiles será de 50%.
El proyecto de cooperación se realizará con el apoyo técnico y económico del Departamento de Energía y Cambio Climático de Reino Unido, para lo cual se sostuvo un primer taller de 4 días en el que participaron el Instituto de Energías Renovables de la UNAM, del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), de la Comisión para el Uso Eficiente de la Energía Eléctrica (CONUEE) y diversas áreas de la SENER.
El grupo de trabajo determinará los elementos técnicos para el desarrollo del modelo, al considerar diversos niveles de cambio en tecnologías y sectores de la economía para explorar posibilidades de las emisiones al 2050, que van desde un “escenario inercial” hasta un “máximo esfuerzo posible”, a fin de diseñar mejores políticas públicas que permitan a México alcanzar estas metas.