El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, ha insistido en que los manifestantes tienen derecho a perseguir sus aspiraciones.
“La gran mayoría de ucranianos quiere vivir libremente en un país próspero y seguro y está luchando por su derecho a asociarse con aquellos que les ayudan a realizar sus aspiraciones. Y para ellos eso significa no ver su futuro ligado a un solo país y sobre todo no bajo coacción”, decía Kerry.
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores ruso Serguéi Lavrov opina que las potencias occidentales no deberían dar su apoyo a un grupo que desde su punto de vista no tiene ninguna legitimidad.
“¿Por qué no condenamos a los que invaden y ocupan edificios gubernamentales? A los que atacan a la Policía y utilizan consignas racistas, nazis y antisemitas”, declaraba Lavrov.
La oposición insiste tanto a Washington como a Bruselas que el Gobierno de Yanukóvich es cada vez más autoritario. El partido de la ex primera ministra Yulia Timoshenko ha dicho que el Ejecutivo está preparando el estado de emergencia.
“John Kerry ha dicho que Estados Unidos y Europa apoyan al pueblo ucraniano pero los líderes opositores quieren más que eso. Esperan convencerles de que imponer sanciones al Gobierno de Yanukóvich sería el siguiente paso y el más lógico para resolver la crisis política”, apuntaba nuestro enviado especial a Munich, James Franey.