"Necesitamos que nos atienda el gobierno de este país. Venimos a salvar vidas, queremos arreglar esta problemática de la migración indocumentada con Centroamérica para que no sigan habiendo tragedias", dijo a periodistas Wilfredo Ciro Garay, quien sufrió una mutilación de su pierna izquierda en 2010 cuando cayó del ferrocarril conocido como La Bestia en Veracruz (este).
Junto a Wilfredo, otros 19 migrantes mutilados -algunos con prótesis y otros en silla de ruedas- emprendieron hace nueve días una marcha desde su natal Honduras para denunciar la penosa situación del colectivo, pero cinco de ellos se regresaron en Guatemala sin poder seguir el ritmo.
"Uno así amputado ya se convierte en una carga de la familia", se lamentó Alexis Giovanni, que sufrió un accidente en San Luis Potosí (centro) en 2011 y pidió a sus compatriotas que eviten la migración y busquen otras formas de vida porque atravesar México "es el camino más peligroso".
Unos 140 mil extranjeros, la gran mayoría centroamericanos, emprenden viajes clandestinos por territorio mexicano en trenes de carga para llegar a Estados Unidos, exponiéndose a sufrir caídas y amputaciones o a ser víctima de secuestro, asesinatos, violaciones y extorsiones a manos del crimen organizado que acecha esas rutas.
El grupo de hondureños, que pretenden alojarse en albergues para migrantes y pedir la ayuda a organizaciones humanitarias para cubrir los costos del viaje hacia Ciudad de México, pidió a las autoridades que volteen a verlos e hicieron votos para que el presidente Enrique Peña Nieto los reciba "para que revise su política migratoria y evite el sufrimiento de tanta gente".
"Si el señor presidente nos está escuchando, que sienta el clamor de nosotros. Somos humanos, que tenga un poquito de humanidad hacia nosotros", dijo Wilfredo desde el albergue Jesús El Buen Pastor.