Rusia no será "desplazada de Crimea o disuadida de mayores acciones por una fuerza militar. Pero con el tiempo, mientras permanezcamos unidos, el pueblo ruso reconocerá que no puede lograr la seguridad, la prosperidad y la posición que busca a través de la fuerza bruta", dijo el mandatario en un discurso en el Palacio de Bellas Artes (Bozar) de Bruselas.
El presidente de Estados Unidos sostuvo que el “profundo lazo histórico” entre Rusia y Ucrania “no significa que la primera puede dictar el futuro a la segunda”.
“Cada sociedad debe decidir su propio curso. No puede haber vuelta atrás en la capacidad de las personas de hacer sus propias elecciones”, insistió.
En ese sentido, reiteró que si Rusia mantiene su actual postura Washington y Bruselas endurecerán las sanciones en su contra, dado que fueron motivadas por la determinación de preservar “los ideales que tanto defendemos” y no por el deseo de perjudicar a Moscú.
“Hemos acogido a Rusia en el G-8, hemos saludado su ingreso en la Organización Mundial del Comercio (OMC). Acreditamos que el mundo se beneficia cuando Rusia decide trabajar en cooperación. América y el mundo tienen interés en una Rusia responsable y cooperativa”, dijo.
Al mismo tiempo, rechazó como “absurdas” las acusaciones de Moscú de que Estados Unidos estaría “conspirando con los fascistas de Ucrania” y aseguró que “ni América, ni Europa tienen interés en controlar” a la ex república soviética.
“No estamos entrando en una nueva Guerra Fría. A diferencia de la Unión Soviética, Rusia no controla ningún bloque de naciones o ninguna ideología internacional”, agregó.
Para el presidente estadounidense, la situación en Ucrania “no tiene respuestas fáciles, ni una solución militar”, pero deberá, en todo caso, respetar la legislación internacional y los derechos fundamentales.