Tras anunciar el inicio de nuevos ejercicios con fuego real al norte de la frontera marítima que separa a ambos países, el Ejército Popular norcoreano lanzó unas 500 rondas de artillería, de las que aproximadamente 100 cayeron en el lado del Sur, aseguró el Ministerio de Defensa de Seúl.
Ante esta inusual acción, la Fuerza Naval surcoreana respondió inmediatamente con el lanzamiento de varias decenas de obuses autopropulsados howitzer K-9 hacia aguas del Norte.
Más tarde el Ejército envió aviones de combate F-15 a la zona ante la posibilidad de nuevos incidentes y se llevó a cabo la evacuación a refugios de los residentes de las islas surcoreanas cercanas a la frontera del Mar Amarillo.
Seúl también advirtió de que el régimen norcoreano ha desplegado unos mil cañones de artillería y 70 aerodeslizadores a lo largo de su costa suroccidental.
El intercambio de artillería en la línea fronteriza ha sido el primero desde noviembre de 2010, cuando Corea del Norte bombardeó la isla surcoreana de Yeonpyeong, lo que se saldó con cuatro muertos, dos de ellos civiles.
Los líderes del Gobierno y la oposición en Corea del Sur condenaron al régimen de Kim Jong-un tras el incidente de hoy, que han calificado como “una provocación” de Pyongyang que pone en riesgo la paz en el noreste de Asia.
Por su parte, China, aliado histórico de Corea del Norte e importante socio comercial del Sur, instó a ambos Gobiernos a “actuar con moderación, evitar medidas que puedan elevar la tensión y hacer esfuerzos conjuntos para mantener la paz y la estabilidad”.
Por su parte, el Comando del Armisticio Militar del Mando de las Naciones Unidas en la fronteriza aldea de la tregua de Panmunjom envió un fax a Corea del Norte para pedirle que cese sus maniobras con fuego real y proponer una reunión a nivel general para aliviar la tensión.
La disputada frontera del Mar Amarillo es una de las áreas más sensibles y conflictivas de la región que ha sido escenario en los últimos años de otros sucesos de diversa gravedad como el hundimiento del buque Cheonan en marzo de 2010, con 46 muertos, que Corea del Sur atribuye al Norte.
En el caso de hoy, el intercambio de artillería entre las dos Coreas ha elevado aún más la tensión en un ambiente ya caldeado por los ejercicios militares que Seúl y Washington realizan en territorio surcoreano desde finales de febrero hasta el 28 de abril y en los que participan 7 mil 500 efectivos estadounidenses.
Corea del Norte respondió las pasadas semanas al Foal Eagle, que considera un “ensayo de invasión” a su país, con el lanzamiento al mar de decenas de proyectiles de corto alcance y dos de sus misiles Rodong de medio alcance que desataron una dura condena de la comunidad internacional.
Además, este domingo el país comunista anunció en un comunicado que “no descarta un nuevo tipo de prueba atómica para elevar la capacidad de disuasión nuclear” ante la “amenaza” que plantea Estados Unidos.
Hoy el ministro de Exteriores de Corea del Sur, Yun Byung-se, advirtió al Norte de que tendrá que pagar un “alto precio” si lleva a cabo otro test nuclear, aunque Seúl cree que no existen signos en el país vecino que apunten a una acción de este tipo de forma inminente.
Por otra parte, el progresivo aumento de la tensión en la península coreana durante las últimas semanas ha interrumpido el prometedor proceso de diálogo abierto por Seúl y Pyongyang a principios de año con el objetivo último de establecer una etapa duradera de paz.
Ambas Coreas protagonizaron en febrero su primer encuentro de alto nivel en siete años, celebraron una histórica reunión de familias separadas y se comprometieron a continuar las negociaciones de paz, aunque los hechos de las pasadas semanas han sembrado más bien pesimismo sobre el futuro del proceso.
Corea del Sur, que cuenta con el apoyo militar de EU, permanece técnicamente enfrentada con el Norte desde la Guerra de Corea (1950-53), finalizada con un armisticio que nunca se ha llegado a reemplazar por un tratado de paz definitivo.