sí pueden salvar a las niñas, pero añadió que ``no podemos ir a matar a nuestras niñas al tratar de rescatarlas''.
Badeh habló ante miles de manifestantes que marcharon hasta la sede del Ministerio de Defensa en la capital, Abuya. Muchos fueron llevados en autobuses, lo que indica que se trató de un acto organizado.
Cuando un grupo de reporteros le preguntó dónde habían encontrado a las chicas, Badeh rechazó dar otros detalles.
"Queremos que nuestras chicas regresen, les aseguro que lo podemos hacer, nuestro ejército lo puede hacer, pero ¿dónde están?, ¿podemos usar la fuerza?", preguntó a la multitud.
La gente contestó gritando: "¡No!". "¿Si procedemos con fuerza qué ocurrirá?", preguntó. "Morirán", respondieron los manifestantes. Badeh agregó que nadie debe criticar al ejército.
"Nadie debe decir que el Ejército nigeriano no sabe lo que está haciendo. Nosotros sabemos lo que hacemos", insistió.
El Ejército nigeriano y el gobierno se han enfrentado al escándalo entre la comunidad internacional por su incapacidad para rescatar a las chicas secuestradas por los milicianos radicales de Boko Haram en una escuela remota del noreste del país hace seis semanas.
El presidente Goodluck Jonathan se vio obligado a aceptar ayuda internacional este mes. Aviones estadounidenses han sobrevolado el país en busca de las jovencitas y Gran Bretaña, Francia, Israel y otros países han enviado expertos en seguridad y negociación para la liberación de rehenes.
El rechazo de Jonathan a la ayuda ofrecida durante varias semanas se considera un esfuerzo por evitar que los extranjeros pongan los ojos sobre un ejército considerado muy corrupto.
Soldados han dicho a The Associated Press que no reciben sueldos adecuados y que los despliegan en zonas peligrosas sin suministros, además de que los extremistas de Boko Haram que tienen a las chicas están mejor equipados que ellos.
Un grupo de soldados estuvo a punto de amotinarse y atacó el auto de un jefe militar que había ido a dar su pésame por la muerte de 12 soldados, quienes según sus colegas fueron abatidos innecesariamente por los insurgentes en una emboscada nocturna.
El Ejército también ha sido acusado de asesinar a miles de personas detenidas ilegalmente en sus cuarteles, algunas de ellas a tiros y otros por tortura o simplemente hambre o asfixia en las celdas con exceso de detenidos.