A sólo días de que Grecia incumplió parte de su deuda con el FMI, parte de la troika de acreedores que ha financiado sus rescates, la entidad dijo que el país necesitará 50.000 millones de euros más de fondos en los próximos tres años para mantenerse a flote, que incluyen 36.000 millones de euros de sus socios europeos.
Además, Grecia requiere un significativo alivio de su deuda, agregó.
La advertencia del FMI, publicada en un borrador preliminar sobre el último reporte de sostenibilidad de la deuda, destaca la magnitud de los problemas que afronta Atenas, sea cual sea el resultado del referendo para aprobar o rechazar la oferta hecha por sus acreedores europeos el mes pasado.
El rechazo del primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, a los términos del "chantaje" de sus acreedores, que exigen recortes de gastos y alzas de impuestos, indignó tanto a los socios del país que no hay esperanza de un acercamiento antes de la consulta del domingo.
En el cuarto día de cierre de bancos y de controles de capitales, el destino del gobierno izquierdista depende de lo que decidan los molestos votantes griegos, que se debaten entre el resentimiento hacia los prestamistas y el enojo con sus propios políticos.
"La gente está completamente confundida. Y la culpa es 100 por ciento de los políticos. Ellos son responsables por la situación en la que estamos hoy", dijo el jubilado Thanos Stamou.
LAS CONSECUENCIAS DEL NO
El domingo los griegos deberán tomar una decisión sobre un tema que su Gobierno fue incapaz de decidir en meses de ásperas negociaciones con sus socios de Europa.
"Les estamos pidiendo que voten con sus ojos abiertos pensando en todas las consecuencias de un voto 'No', que puede llevar a Grecia fuera de la zona euro", dijo el primer ministro francés Manuel Valls, en los márgenes de una cumbre económica en Lyon.
El comentario refleja el temor de muchos en la zona euro a que la salida de Grecia cambie la esencia de la unión monetaria de 15 años, a la que se pretendía inquebrantable.
Tsipras tiene mucho en juego. Lo más probable es que su Gobierno caiga si los votantes respaldan el plan de rescate que él ha rechazado por considerarlo como una "humillación" para Grecia.
Su coalición se está desmoronando porque una serie de diputados del partido de los Griegos Independientes, su socio menor en la alianza del Gobierno, ya han dicho que apoyarán el "sí".
Tsipras y Varoufakis siguen convencidos de que Atenas puede negociar mejores condiciones para el rescate, incluyendo una reducción de la deuda, si los votantes rechazan los términos de la última oferta de la zona euro.
Consultado por Bloomberg Televisión si todavía estará en su cargo el lunes por la noche si los griegos votan por el sí, Varoufakis, un profesor de economía respondió: "No estaré (...) personalmente no firmaré otro (acuerdo) ampliado y fingido".
El único sondeo amplio dado a conocer después de que se convocó al referendo mostró que el "no" lleva una ventaja, pero el apoyo a esta postura está decayendo rápidamente y el bando del "sí" ha subido desde que los bancos dejaron de abrir.
Otra encuesta, realizada para el banco francés BNP Paribas y publicada por el sitio de noticias griego euro2day, mostró al "Sí" en cabeza con un 47 por ciento frente al 43 por ciento del "No", pese a que el jefe de la encuestadora GPO, que elaboró el sondeo, dijo que sólo era una foto parcial de un día y que las opiniones eran muy volátiles.
En Francia, dos tercios de los consultados quieren que Europa deje de prestarle dinero a Grecia, según una encuesta de Harris Interactive. Un 53 por ciento cree que los griegos no pagarán ninguna de sus deudas.
Para los griegos, el espectáculo de bancos cerrados y largas filas de pensionados esperando recibir efectivo era un golpe profundo y un recordatorio del costo de una salida del euro, el símbolo de la pertenencia de Grecia a la Europa moderna.
"La gente está esperando sólo para retirar 50 euros y vemos que el Gobierno no hace nada, no hace nada", dijo la abogado de 47 años Nicole Papathanasopoulo, que expresó el desconcierto de muchos con el ir y venir de oferta y contraofertas.
Destacando aún más lo surrealista del dilema para los votantes griegos, la propuesta sobre la que supuestamente deben decidir ya no está siquiera en la mesa.
"Enviaron una tercera propuesta y al mismo tiempo le piden a la gente su opinión sobre una propuesta que ya no existe. Es una locura", dijo Papathanasopoulo.