Menos de media hora después de la apertura, el índice compuesto de Shanghai retrocedía un 7,05% o 247,45 puntos, a 3.260,29.
Al mismo tiempo, la Bolsa de Shenzhen perdía un 7,02% a 1.896,17 puntos.
Shanghai se había hundido un 11,5% en conjunto la semana pasada, minada por las inquietudes por la persistente desaceleración de la economía china.
La Bolsa de Tokio bajaba claramente este lunes, lastrada por las inquietudes suscitadas por la coyuntura económica internacional en general y China en particular.
La Bolsa de Hong Kong le seguía los pasos con una caída inicial superior al 4%.
"La economía está muy mal, ciertos sectores están sobrevalorados y las presiones a la venta en todos los mercados mundiales contribuyen a bajarle la moral a las plazas chinas", resumía Wu Kan, gerente del fondo JK Life Insurance en Shanghai, citado por la agencia Bloomberg.
Los indicadores decepcionantes se suceden y crece la desconfianza general: un índice PMI de referencia publicado el viernes señala una violenta contracción de la actividad manufacturera en agosto.
Por otra parte, después de las intervenciones masivas del Gobierno chino desde finales de junio para estabilizar las Bolsas locales, muchos inversores temen ahora una retirada prematura de estas medidas de apoyo.
Con ánimo tranquilizador, Pekín anunció el domingo -en una directiva recogida por los medios estatales- que el gigantesco fondo de pensiones nacional invertirá en las Bolsas.
El fondo de pensiones podrá invertir hasta un 30% de sus activos netos en acciones. Con anterioridad, sólo podía invertir en bonos del Tesoro y depósitos bancarios.
La medida, susceptible de conllevar compras masivas de títulos por el fondo de pensiones, no parecía tranquilizar a los inversores chinos, en su inmensa mayoría particulares y pequeños portadores.
"Pasará mucho antes de que lleguen las intervenciones del fondo de pensiones, y las valorizaciones siguen siendo demasiado altas, ni siquiera el fondo hubiera nada en este momento", comentaba Qian Qimin, analista del corredor Shenwan Hongyuan.
De hecho, persisten los temores de una "burbuja": antes de hundirse a mediados de junio, la Bolsa de Shanghai había ganado un 150% en el espacio de un año, impulsada por el endeudamiento y de manera totalmente desconectada de la economía real.
"El mercado todavía se va a hundir más. Sería lo lógico ya que los mercados bursátiles de todo el mundo caen al mismo tiempo", agregaba Qian Qimin.