El billete de 20.000 forma parte de una emisión progresiva de más altas denominaciones, que arrancará el próximo 15 de diciembre, anunció este domingo el Banco Central (BCV) en un comunicado.
Según el reporte, el billete de 100 bolívares -actualmente el de mayor valor y que apenas alcanza para pagar un caramelo- pasará a convertirse en una moneda.
"La entrada en circulación de los nuevos billetes de bolívares 500, bolívares 1.000, bolívares 2.000, bolívares 5.000, bolívares 10.000 y bolívares 20.000 es una decisión de la autoridad monetaria, en coordinación con el Ejecutivo", añade el texto.
Mientras, las nuevas monedas que circularán serán, además, de 10 y 50 bolívares. Actualmente son billetes.
El anuncio, adelantado parcialmente por el presidente socialista Nicolás Maduro el pasado viernes, pone en evidencia la acelerada inflación que padecen los venezolanos y que lleva a que los precios suban casi a diario.
Ese índice cerró en 180,9% en 2015, y el FMI lo sitúa en 475% al cierre de 2016. El BCV no ha divulgado datos del aumento del costo de vida este año.
Venezuela está sumida en una severa crisis ante la caída de los precios del petróleo, generador de 96% de sus divisas.
El desplome minó la popularidad de Maduro y ha elevado las tensiones políticas con pedidos de la oposición para acortar su mandato mediante un referendo revocatorio o un adelanto de las elecciones de 2018.
- Escasez de efectivo -
El país caribeño enfrenta además desde hace varios días la falta de efectivo, que ha generado largas filas en bancos y cajeros automáticos.
Para el economista Henkel García, de la consultora Econométrica, esa escasez se produjo porque el gobierno no pudo mantener el ritmo de emisión de billetes en un contexto de inflación mucho más alta que la de 2015.
La falta de efectivo también se acentuó al tiempo que el bolívar se devaluaba casi 75% frente al dólar paralelo en los últimos tres meses. El viernes cerró en 4.402,55 bolívares, según el sitio dolartoday.com.
El llamado "dólar negro" se ha convertido en referente para la fijación de precios por parte de empresarios y comerciantes, que deben importar con divisas adquiridas en el mercado negro ante el poco acceso a las muy baratas que asigna el gobierno. Esto, dentro de un férreo control de cambios vigente desde 2003.
Con un anémico aparato productivo, Venezuela depende de las importaciones, drásticamente restringidas por los menores ingresos del crudo. Esto produce una grave escasez de alimentos que subsidia el gobierno, y también de medicinas.
Ese cóctel ha disparado aún más la inflación: la gente se ve obligada a disponer cada vez de mayores sumas para adquirir productos y servicios fijados de acuerdo con el valor del dólar paralelo. A esta tasa, el ingreso mínimo legal es de apenas 20,6 dólares.
"La ampliación del cono monetario hará más eficiente el sistema de pagos, facilitará las transacciones comerciales (...), lo que se traducirá en beneficios para la banca, el comercio y la población en general", afirmó el BCV.
- "Ataque a la moneda" -
Maduro denunció el viernes que la escasez de billetes se debía a un "ataque a la moneda" dirigido desde la ciudad colombiana de Cúcuta (frontera binacional) "por la derecha fascista, en alianza con las mafias colombianas que, aseguró, están acaparando el efectivo.
Pero expertos como García insisten en que el gobierno dejó pasar mucho tiempo sin actualizar las denominaciones. Y el problema arreció a medida que se acercaba diciembre, uno de los meses de mayor consumo, explicó a la AFP.
Según este economista, el billete de 10.000 apenas iguala la capacidad de compra que tenía el de 100 en 2008, cuando se había realizado la última emisión bajo el gobierno del fallecido Hugo Chávez (1999-2103), que eliminó tres ceros a la moneda.
Para peor, a las filas en cajeros se sumó el viernes una falla en los sistema de pago con tarjetas de débito y crédito que Maduro atribuyó a un "ataque" para provocar un colapso y violencia en las calles. La situación se ha ido normalizando.
El presidente informó el sábado sobre la detención de varios directivos de Credicard, que según dijo maneja el 50% de las operaciones de los sistemas de pago a los bancos.