Trump tuiteó el jueves que si la automotriz japonesa concreta sus planes de fabricar el compacto Corolla en una nueva planta en México, afrontará "un gran impuesto en la frontera" cuando envíe sus vehículos a Estados Unidos.
La amenaza es similar a las que lanzó contra Ford Motor Co. y General Motors Co.
Trump ha amenazado reiteradamente a Ford con imponerle un arancel de 35% a los vehículos pequeños fabricados en México, y esta semana fustigó a GM por importar autos desde México. También ha hecho amenazas similares contra compañías de otras industrias.
Casi todos los fabricantes de vehículos arman autos pequeños en México para aprovechar que los salarios son más bajos. Los consumidores generalmente pagan precios más bajos por autos pequeños, lo que dificulta cubrir los elevados costos laborales de Estados Unidos.
Trump aseveró incorrectamente en su tuit la ubicación de la nueva planta mexicana de Toyota —está en Guanajuato, no en Baja California_, pero es correcto al señalar que Toyota tiene planes de armar el Corolla en México. La compañía anunció la nueva fábrica en abril de 2015 y señaló que creará 2.000 empleos.
La producción del Corolla iniciará en 2019 con un nuevo modelo, y sería trasladada de una planta en Cambridge, Ontario. Toyota continuaría fabricando autos Corolla en una planta en Blue Springs, Mississippi. La instalación de Ontario construirá vehículos medianos de precio más alto.
Toyota Motor Corp. no respondió directamente a la amenaza del arancel en el tuit de Trump, pero dijo el jueves en un comunicado que la producción y empleo de trabajadores en Estados Unidos no disminuirá debido a la planta de Guanajuato. Toyota señaló que ha invertido más de 21.900 millones de dólares en sus operaciones en Estados Unidos, incluyendo 10 instalaciones manufactureras, 1.500 distribuidoras y la contratación de 136.000 empleados.
El presidente de Toyota, Akio Toyoda, dijo el jueves en Tokio que su empresa no considera alterar sus planes de producción. El ejecutivo afirmó que le gustaría ver al próximo gobierno de Trump como "una oportunidad" para la compañía.
"Todavía no sé exactamente cómo, pero al margen de quién sea presidente, lo principal para nuestro negocio es ser buenos ciudadanos corporativos", afirmó Toyoda en respuesta a la pregunta de un reportero durante una reunión en la Asociación de Fabricantes Automovilísticos en Japón.
"Y siendo buenos ciudadanos corporativos, tenemos el mismo objetivo de hacer fuerte a Estados Unidos. De tal manera que continuaremos haciendo nuestro mejor esfuerzo", apuntó.
El presidente de Honda, Takahiro Hachigo, también dijo en la reunión en Tokio que su compañía no ha cambiado sus planes de producción en México.
El martes, Ford anunció que había cancelado los planes de construir una planta en San Luis Potosí, México, a un costo de 1.600 millones de dólares, y que en lugar de ello invertirá parte de ese dinero en una instalación cerca de Detroit que fabricará nuevos autos eléctricos y autónomos. Pero Ford continúa con sus planes de mudar la producción del compacto Focus a México a través de la ampliación de una fábrica existente que construye vehículos medianos. Al anunciar la expansión en Michigan, el director general de Ford, Mark Fields, señaló la promesa de Trump de hacer a Estados Unidos más competitivo mediante la disminución de impuestos y regulaciones.
Pocas horas después del anuncio de Ford, Trump utilizó Twitter para saltar sobre General Motors, y amenazó a la compañía con un impuesto fronterizo por fabricar el auto Cruze en México y embarcarlo a Estados Unidos. GM respondió diciendo que la mayoría de sus autos Cruze son fabricados en una planta en Ohio. La compañía dijo que el año pasado vendió en Estados Unidos una cifra pequeña de sedanes fabricados en México y aproximadamente 4.500 unidades Cruze hatchback. En total, GM vendió alrededor de 189.000 autos Cruze en Estados Unidos en 2016.