Las recomendaciones fueron parte de las discusiones de los ministros y funcionarios gubernamentales de alto nivel de 45 países reunidos en la sede la OCDE en París, Francia, este 2 y 3 de octubre, junto a altos representantes de la industria y organizaciones internacionales.
El objetivo, explorar maneras de gestionar mejor el vigoroso crecimiento del sector y formular políticas futuras, argumenta en un comunicado el organismo internacional.
Para la OCDE, repensar el modelo turístico implica mejorar la experiencia del turista, gestionar mejor los impactos del turismo y fomentar efectos indirectos positivos en la economía en general.
La política turística debe garantizar que contribuye al crecimiento económico, que se comparte ampliamente en toda la sociedad y mejora el bienestar de los ciudadanos, considera.
Destaca que el turismo es uno de los sectores más grandes y de más rápido crecimiento en la economía mundial, y su potencial sigue siendo muy fuerte.
En los países de la OCDE, el turismo contribuye en promedio 4.1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), 5.9 por ciento del empleo y 21.3 por ciento de las exportaciones de servicios.
En la reunión, el secretario general de la OCDE, José Ángel Gurría, dijo que el turismo era un punto brillante en una economía mundial todavía lenta, pero el sector enfrentó desafíos considerables.
En ciertas zonas muy visitadas, el turismo se ha visto afectado por la opinión pública debido a su impacto en la población local, la cultura y el medio ambiente.
Si los beneficios de un sector tan dinámico son compartidos ampliamente depende crucialmente de cómo se dirige y diseña la política, opina.
La OCDE señala que la economía digital está transformando el turismo a través de la tecnología móvil, las plataformas de intercambio en línea y los cambios en la forma en que los servicios turísticos se prestan y experimentan.
Apunta que el ajuste a este cambio rápido presenta tanto oportunidades como desafíos para los responsables de la formulación de políticas; en particular, deben abordar las repercusiones en el empleo, la protección de los consumidores, la privacidad, la seguridad, la fiscalidad y la reglamentación.
En su declaración, los ministros y otros participantes acordaron que la política de turismo requería un enfoque de todo el gobierno, pero también reconoció el valor del diálogo con la industria, los interlocutores sociales, el mundo académico y otros representantes de la sociedad en la formulación, implementación y monitoreo de políticas.