La economía cambia en el mundo. Se asumen riesgos en las inversiones para la movilidad económica de los países. Pero en México, no vemos una propuesta de cómo podemos incrementar los flujos de efectivo en la economía del país y, sobre todo, en algunos estados afectados por la problemática de la industria petrolera. Esto ha ocasionado una contracción en el poder adquisitivo de la población.
El mercado en algunos estados se está colapsando y surge un fenómeno que podríamos llamar un “mercado estacionario circulante”, que indica la venta en círculos de bienes y servicios entre los habitantes de un lugar. Este fenómeno surge en estados como Tamaulipas, Veracruz, Tabasco y Campeche, cuyo detonador para este tipo de mercado fue la caída de inversión por parte de PEMEX y CFE.
Las economías de estos estados dependían en gran parte de la inversión directa de PEMEX, que provenía del Presupuesto de Egresos de la nación. Hoy, ante la apertura de mercado y la desaceleración de la actividad en exploración y extracción de hidrocarburos, baja utilización de las refinerías y la falta de materia prima para petroquímicas y plantas de fertilizantes, el colapso del flujo de efectivo en estas entidades se ha dado en ausencia de las altas inversiones que estaban acostumbrados.
Sí existen contratos, proyectos, o al menos intenciones, algunos derivados de la apertura energética, que podrán dejar una derrama en los estados mencionados, pero en un lapso de 10 a 15 años y no en el corto plazo, a lo cual debemos considerar que un proyecto se basa en la concepción, planeación, concretar, búsqueda de apalancamiento de inversión, construcción y operación.
No hay crecimiento económico en una región o lugar, si no hay inversión directa nueva, la cual está clasificada en nuevas inversiones, reinversión y cuentas entre compañías. Pero observamos que todavía no aparece inversión directa en energía que sustituya la originada por PEMEX y CFE, la cual provenían de las licitaciones que realizaban en base al Presupuesto de Egresos que se asignaba para la operación de estas empresas estatales.
Ahora la energía en nuestro país depende del monto de inversión directa y no del Presupuesto de Egresos como estamos acostumbrados. Ahora debemos entender que, si no hay mercado en crecimiento, no existirá atracción de inversión en las regiones que han perdido el flujo de efectivo asignado por el gobierno en forma anual.
La única solución para poder tener el mismo volumen de flujo de efectivo que tenían antes las economías de los estados petroleros, es que éstas deberán de ser facilitadores de atracción de la inversión directa y cubrir lo que no se invirtió bajo la política energética anterior a la reforma, donde el riesgo de capitalizar proyectos de energía dependía de la voluntad del presupuesto para generar flujo de efectivo y ahora dependerá de la atracción de inversión directa nueva.
La atracción de proyectos de altas inversiones puede producir un proyecto ancla, el cual genera la reactivación de las PyMEs para descomprimir la economía ante la falta de flujo originado por las empresas productivas del estado. Los gobiernos estatales, municipales y la sociedad deberán facilitar la inversión, originando condiciones de seguridad financiera, social y la reducción de riesgos posibles que pudiera tener un capital invertido en un proyecto.
Los estados o municipios que esperen su reactivación económica por la inversión directa de la Nación vía Presupuesto de Egresos, continuarán sentados en la banca esperando que se reactive la economía. Es tiempo de levantarnos y ver cómo atraer dinero para generar crecimiento económico, pero el gobierno también deberá reducir el gasto en el desarrollo social e incrementar el gasto en desarrollo económico.
En el caso de no tener inversión directa nueva en los estados o municipios, habrá un mercado estacionario circulante. El concepto de este mercado es que, faltando un mercado en crecimiento, el dinero disponible no aumenta y circula entre las mismas personas.
En varias regiones del país estamos viendo este mercado estacionario circulante, en el cual no existe inversión directa nueva que compense la salida de flujo de efectivo originado por la falta de presupuesto asignado a las empresas productivas del Estado. Este mercado es peligroso por la posible contracción económica, ya que, si algunas empresas dejan de comprar o salen del mercado, el colapso económico podría ser inminente. La estabilidad depende de las condiciones de certidumbre y volatilidad que se presenten en este mercado en donde interactúan las empresas.
A partir del 2018, Mexico deberá olvidarse de la política de descalificación, crear mejores debates de discusión en base a propuestas de solución y buscar atraer inversiones en nuevos proyectos, generando empleos y cadenas productivas en la construcción y operación de éstos.