En un comunicado el organismo dijo que con el apoyo de los donantes espera llegar a más de 30 millones de personas que dependen de la agricultura para su subsistencia a través de una serie de intervenciones que buscan restaurar rápidamente la producción local de alimentos y mejorar la nutrición.
Entre ellas figuran -por ejemplo- suministrar semillas, instrumentos y otros materiales para cultivar, proteger el ganado con atención veterinaria crucial, capacitar en producción, procesado y gestión mejorados de la tierra y el agua, y distribuir dinero en efectivo a las familias necesitadas para que tengan acceso inmediato a los alimentos.
Según la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el aumento de las necesidades humanitarias es -en gran parte- el resultado de la persistencia, intensificación y propagación de la violencia y los conflictos, cuyo impacto se ve a menudo amplificado y agravado por las crisis de origen climático.
“La realidad es que, mientras se salvó la vida de millones de personas gracias a la rápida respuesta humanitaria en 2017, millones más siguen estando al límite de la inanición”, aseguró Dominique Burgeon, director de Emergencia y Rehabilitación de la FAO y líder del Programa Estratégico sobre resiliencia.
Resaltó que mantener la producción alimentaria y recuperar la agricultura es fundamental para evitar la pérdida de vidas a causa del hambre severa y abrir una senda hacia la resiliencia en medio de las crisis humanitarias.
“Por ello la FAO se centra –añadió- en transformar la vulnerabilidad en resiliencia, de modo que cuando algo malo suceda, las familias tengan más posibilidades de salir adelante y alimentarse, la gente no tenga que vender sus activos o huir, y las comunidades se recuperen más rápidamente cuando la crisis ha pasado”.
El llamado humanitario de la FAO para 2018 se centra en ayudar a las personas vulnerables y golpeadas por las crisis en 26 de los países con mayor inseguridad alimentaria del mundo.
Entre ellos figura Yemen, el país con más gente en situación de inseguridad alimentaria aguda, donde la organización tiene como objetivo llegar a 5.7 millones de personas.
En la República Democrática del Congo, la FAO planea ayudar a casi 2.8 millones de personas. En Sudán del Sur son 3.9 millones de personas las que se beneficiarán del apoyo de emergencia para los medios de vida.
En Siria, donde tres cuartas partes de las familias rurales continúan produciendo sus propios alimentos, la FAO dará a 2.3 millones de personas los medios para hacerlo. Y en Somalia, la Organización ayudará a 2.7 millones que se enfrentan al hambre severa.
El último informe de la ONU sobre el hambre en el mundo concluyó que, después de años de constantes disminuciones, crecen de nuevo el contingente de personas malnutridas, que llega ahora a la preocupante cifra de 815 millones.
Los inacabables conflictos en Irak, Sudán del Sur, la República Árabe Siria y el Yemen y otros lugares, así como los nuevos brotes de violencia en la República Centroafricana, la República Democrática del Congo y Myanmar han jugado un papel importante en el aumento del hambre.
En el Caribe, los huracanes Irma y María dejaron vidas y medios de subsistencia devastados, mientras que en el Cuerno de África, la actual sequía se ha cobrado un alto precio. En toda África, la plaga de la oruga tardía amenaza los cultivos de millones de agricultores.
La FAO subrayó que el año pasado, este tipo de tendencias hicieron que la hambruna -muertes generalizadas como resultado del hambre severa-, estallase en algunas zonas de un país, Sudán del Sur, y apareciera como una amenaza real en otros tres: Yemen, Siria y el norte de Nigeria.
Dijo que la hambruna pudo contenerse a tiempo en Sudán del Sur y se evitó en los otros tres países en riesgo gracias a la respuesta masiva de la comunidad humanitaria en múltiples frentes, incluyendo el apoyo a gran escala a comunidades agrícolas y pastoriles que tuvieron un papel clave en equilibrar la situación y alejarla del peor de los escenarios.