La evaluadora internacional explicó que los factores que impulsaron un cambio en la perspectiva de las calificaciones de México son menores riesgos derivados de la actual renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Asimismo, porque las reforma estructurales adoptadas en 2013 han aumentado la resistencia de la economía mexicana a choques, y la baja probabilidad de que la siguiente administración, a través de un cambio brusco en la política, debilite las tendencias económicas y fiscales.
Así, Moody's destacó una mejora marcada y sostenida en el marco intitucional del país y un fortalecimiento de la cuentas gubernamentales, lo que podría llevar a un incremento en la calificación soberana de México.
Por el contrario, alertó sobre cambios en el marco de política que revierta las reformas previas y debiliten estructuralmente la política fiscal o dañen las instituciones.
En un comunicado, además de cambiar a estable la perspectiva de la nota soberana de México, afirmó las calificaciones en escala global y nacional, en moneda local y extranjera, en A3.
La evaluadora señaló que la afirmación de las calificaciones de A3 de México refleja las fortalezas crediticias que compensan los indicadores de gobernabilidad débiles en comparación con los pares de similar calificación.
Sobre los factores que impulsan el cambio en la perspectiva de la calificación de México, expuso que se están desvaneciendo los riesgos para el crecimiento derivados de la renegociación del TLCAN, a medida que el compromiso entre sus miembros se ha mantenido sólido pese a un desafiante proceso de negociación.
Resaltó que las reformas estructurales aprobadas desde 2013 han aumentado la resistencia de la economía a choques, lo que contribuye a resultados fiscales favorables y a una disminución moderada del endeudamiento del sector público.
Moody’s también opinó que es baja la probabilidad de que la próxima administración, a través de un fuerte cambio en la política, debilite las tendencias económicas y fiscales, y considera que es baja la probabilidad de que el próximo gobierno, a través de un fuerte cambio en la dirección política, debilite los fundamentos crediticios de México.
“Cualquiera que sea el candidato y el partido que gane las elecciones presidenciales y legislativas, de ningún modo está claro que el nuevo titular pueda alterar la dirección de la política o revertir las reformas ya implementadas”, subrayó.
Consideró que el marco institucional del país, con su variedad de controles y equilibrios, limita los riesgos de crédito a la baja debido a posibles reversiones de políticas.
Y si bien el temor a ese resultado podría minar la confianza económica al menos durante un periodo, los sólidos fundamentos económicos y la sólida posición de las cuentas del gobierno, tras los esfuerzos de consolidación fiscal de las autoridades, son importantes amortiguadores que apoyan la perspectiva estable, añadió.