el país a lo largo de cinco días y dejaron un saldo de 27 personas muertas y decenas de heridos.
Ortega dijo este domingo en un mensaje televisado durante un encuentro con empresarios de zonas francas, que el Consejo Directivo de Seguridad Social decidió dar marcha atrás a la reforma que establecía un alza a partir de julio próximo del aporte de los trabajadores y empleadores, y reducía las futuras pensiones.
La revocatoria del decreto permitirá abrir el diálogo con los sectores que iniciaron furiosas protestas en contra de la medida, creada para restablecer el equilibrio financiero al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS).
Presionado por una serie de saqueos a comercios y bloqueos callejeros, Ortega dijo el sábado que estaba dispuesto a revisar la reforma.
En su comparecencia, Ortega aludió igualmente al mensaje del Papa Francisco, quien llamó a "evitar el derramamiento de sangre sin sentido" en Nicaragua. "Todos queremos que cese la violencia", dijo Ortega.
No obstante, Ortega comparó a los manifestantes con pandilleros como los que actúan en el norte de Centroamérica.
"Esto nos obliga a poner en nuestra agenda el combate a las pandillas. Combatirlas para que no sigan actuando de la forma que actúan, que no se sigan matando entre ellos mismos y que no vayan a asaltar establecimientos", dijo.
"Tenemos que restablecer el orden, nosotros no podemos permitir que aquí se imponga el caos, el crimen, el saqueo", consideró el mandatario.
Expuso que el gobierno buscará otras formas para procurar estabilidad financiera al sistema de pensiones, y anunció que invitaría al arzobispo de Managua, cardenal Leopoldo Brenes, a una mesa de diálogo para analizar el tema.
"No significa que nos quedamos sin respuesta para el seguro", precisó.
Las acciones policiales contra los manifestantes y los obstáculos a algunos medios en los últimos días han alimentado críticas más amplias contra Ortega, quien gradualmente ha reforzado su control sobre las instituciones del país desde que regresó a la presidencia en enero de 2007.