perfecto con el picante y con los sabores típicos de la gastronomía de México, en especial con los tacos, indicó el propio productor.
Islas comenzó desde hace dos años a producir, de manera artesanal y con baja huella climática, esta cerveza blanca, ligera y refrescante, con un ligero toque cítrico.
En declaraciones a Notimex, Islas señaló que al llegar hace tres años a Rochefort, en el sur de Bélgica, probó las afamadas cervezas belgas y se dio cuenta que lo que él conocía como cerveza, en realidad, no lo era tanto.
“Las mexicanas son más bien un refresco. Las cervezas belgas son como comerse un bistec”, señaló el productor originario de la Ciudad de México.
Las más de 450 cervecerías que existen en Bélgica y la inmensa gama de cervezas artesanales abrieron su horizonte.
Si bien no le cabía duda de que las cervezas belgas son sabrosas, su problema era que no iban bien con la comida mexicana, una pasión de David. Su familia tuvo siempre restaurantes de comida mexicana.
“Los tacos, al ser picantes, con una cerveza oscura de maltas más torrefactadas e intensas, no van bien. Es una lucha de sabores que no se complementa. Para la comida mexicana estuve buscando durante tres años el acompañamiento ideal”, recordó David.
Indicó que buscaba "la frescura y el amargor que necesitamos para el picante y las especias mexicanas: el tomate verde, los chiles, la canela" y el tono de limón, imperativo en la comida mexicana.
“Quise hacerla en México (...) Tuve que pensarlo bien para no hacer un consumo de energía incongruente”, señaló Islas, quien dijo que debido a que vivía con su esposa -de nacionalidad belga- en Rochefort, una ciudad famosa por su abadía, su cerveza y sus quesos trapenses, comenzó a buscar ahí.
“Encontré la receta de la Marie Blanche, que se hace aquí. No devora energía. Reciclan el agua para calentar. Es pasiva. No exportan la cerveza. Sí exportan sus valores”, cuenta David.
La Marie Blanche es una bebida galardonada. Su origen es la Cervecería de La Lesse, una cooperativa que surgió en 2011 como respuesta local a la crisis económica mundial. Su cerveza es 100 por ciento belga y 100 por ciento bio.
Según explicó a Notimex, Norbert Buysse, uno de los gerentes de la Cervecería de La Lesse, para las siete marcas que produce a orillas del río Lesse, el criterio es el mismo.
“No sólo se produce sin productos químicos y sin pesticidas. Son productos locales. Trabajamos con baja energía. Calentamos el agua con madera que recolectamos localmente”, cuenta Buysse. Incluso, el hangar de la empresa fue renovado con materiales sustentables, paja y madera.
La Marie Blanche abrió el camino a La Revolucionaria, que es distribuida por Islas a 30 kilómetros a la redonda, a Lieja, Bruselas y Namur.
Su sueño es exportar los valores de esta cerveza. “He encontrado la forma de producir sin químicos, enriquecer la zona y crear una economía más sostenible”, indicó.