campañas presidenciales el próximo año, en las que el presidente Mauricio Macri buscará su reelección.
En marzo pasado, al inaugurar el periodo ordinario de sesiones del Congreso, el mandatario sorprendió al habilitar la discusión parlamentaria de la legalización del aborto, a pesar de que reiteró que estaba en contra del proyecto.
Macri se convirtió así en el primer presidente de la historia del país sudamericano en abrir un debate que mantuvo en vilo durante cinco meses a la sociedad argentina, ya que desde todos los sectores se involucraron y tomaron posiciones a favor o en contra.
El 15 de junio pasado, en una sesión que duró 23 horas, la Cámara de Diputados aprobó la legalización del aborto hasta la semana 14 de gestación, o en un lapso mayor sólo si la vida de la madre o del feto estaban en riesgo.
Un par de meses después, sin embargo, el Senado -integrado en gran parte por legisladores conservadores- se negó a ratificar la norma progresista a pesar de que las encuestas demostraban que la mayoría de la sociedad estaba de acuerdo.
La centralidad de la discusión representó un éxito para el feminismo en Argentina, el país en donde nació el movimiento “Ni una menos” contra los feminicidios y en donde desde hace tres décadas se realiza el masivo Encuentro Nacional de Mujeres.
Gracias al debate público sobre el aborto, el tema dejó de ser tabú en las casas y las escuelas, y apareció una nueva generación de jóvenes adolescentes que, con el pañuelo verde como símbolo de lucha, hizo suya la demanda “¡Que sea legal!”.
El pasado 11 de diciembre, las argentinas volvieron a colocarse a la vanguardia del feminismo internacional luego de que el colectivo Actrices Argentinas denunciara la violación que el actor Juan Darthés cometió en contra de la actriz Thelma Fardín, cuando él tenía 45 años y ella 16.
La acusación, amparada en el lema “No nos callamos más” provocó una conmoción social y permitió que miles de mujeres contaran por primera vez los acosos y abusos sexuales que habían sufrido a lo largo de su vida.
Los logros del feminismo contrastaron con los fracasos en la política económica de Macri, ya que el gobierno erró en todos los vaticinios que hizo y, en medio de una corrida cambiaria, salió a pedirle auxilio al Fondo Monetario Internacional (FMI).
El macrismo había anunciado para este año una inflación del 15 por ciento pero fue de casi el 50 por ciento; un crecimiento económico del 3.5 por ciento que finalmente fue recesión del 2.6 por ciento; y un dólar a 19 pesos que hoy cuesta 38, el doble.
La fragilidad argentina se refleja, además, en que el riesgo país, indicador que mide la desconfianza de los inversores a la economía de algún país emergente, superó los 800 puntos, lo que implica su nivel más alto en los últimos cuatro años.
A ello se suma el endeudamiento récord alcanzado durante la gestión macrista y que incluye el préstamo de 57 mil millones de dólares que el presidente obtuvo por parte del FMI para poder garantizar el pago de los vencimientos de la deuda externa para 2019.
La crisis económica ya impactó en el aumento de la pobreza, que pasó del 27 al 33 por ciento de acuerdo con estimaciones de la privada Universidad Católica Argentina, aunque los datos oficiales proporcionados por el gobierno se conocerán en marzo próximo.