economía europea crece entre sus socios de la Unión Europea (UE) que temen una distorsión de la competencia en el bloque económico.
"En este momento, la mitad de las ayudas de Estado concedidas a empresas las ha dado Alemania. Las da quien las puede dar", constató el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, en un encuentro reciente con periodistas, entre ellos de la AFP.
Para el ex canciller español, si un país puede dar más que otro, esto distorsiona la competencia. "Al mercado único le va a afectar enormemente la manera en que las ayudas de Estado se van a dar" y "la entrada en el capital de las empresas", precisó.
Aunque Alemania tradicionalmente es poco proclive a subvencionar a sus empresas, al contrario que otros países como Francia, la flexibilización de las reglas europeas en materia de ayudas de Estado durante la crisis actual le otorga una ventaja.
De los cerca de 1,9 billones de euros en ayudas estatales que la Comisión Europea validó, el 52% las adoptó Alemania, seguida de lejos por Francia (17%) e Italia (14%). Las ayudas adoptadas por España serían menos del 2% del total de los 27 países de la UE.
Si Alemania inyecta 100 mil millones de euros a sus empresas y Francia sólo 20 mil millones, entonces "se corre el riesgo de crear divergencias en el mercado interior", advirtió el comisario del ramo, el francés Thierry Breton, al diario Handelsblatt.
"Queremos que el marco se aplique de manera uniforme, es decir, que se garantice la igualdad de condiciones en el mercado interior cuando [la Comisión Europea] autorice las operaciones", dijo a la AFP una fuente francesa.
Un alto cargo del gobierno español fue más allá. A su juicio, Alemania "tiene bolsillos profundos" para financiar a sus empresas con grandes necesidades, por lo que reclama a Berlín "solidaridad" con sus socios, como España, con menos liquidez.
A preguntas la semana pasada de un eurodiputado italiano sobre los gastos de Alemania, la vicepresidenta de la Comisión responsable de la política de Competencia, la danesa Margrethe Vestager, defendió al gobierno de Angela Merkel.
"Es importante que Alemania haga esto, porque de alguna manera actuará como una locomotora para Europa", aseguró Vestager, abogando por "encontrar soluciones" a la "triste" situación de que "no todo el mundo tiene el mismo margen de maniobra".
El ejecutivo comunitario adoptó así el viernes por la noche condiciones estrictas para aquellos Estados que quieran recapitalizar sus empresas, como la prohibición de pagar dividendos o bonus a sus directivos.
Bruselas tampoco permitirá que las empresas adquieran más de un 10% de participaciones de sus competidores, proveedores o clientes, mientras el Estado conserve al menos el 75% de las acciones adquiridas en respuesta a la crisis del coronavirus.
"El objetivo es que esta recapitalización sea la solución de último recurso", estimó Eric Paroche, abogado especializado en casos de competencia en el gabinete Hogan Lovells.
Cualquier crisis puede ser una ventaja para las compañías más resistentes, ya que pueden comprar sus rivales a bajo costo, lo que provocará una reorganización del tablero de juego.
"Pero con esta cláusula, se le impide a la empresa recapitalizada desempeñar un papel en la consolidación", agrega Paroche.
Estas nuevas reglas llegan cuando el primer grupo de transporte aéreo en Europa, el alemán Lufthansa, negocia con Berlín una nacionalización parcial y una ayuda de 9.000 millones de euros para evitar la quiebra.
Sobre la mesa del gobierno alemán, también se encuentra la recapitalización por varios miles de millones de euros del grupo ferroviario germano Deutsche Bahn.