Todos los comercios no esenciales, así como las escuelas y guarderías van a cerrar en Alemania a partir del miércoles próximo y hasta el 10 de enero, anunció el pasado domingo 13, la canciller Angela Merkel, para intentar frenar la segunda ola del coronavirus. La dirigente conservadora constató los "muy numerosos fallecimientos" debidos a la epidemia de COVID-19, y el "crecimiento exponencial" de las infecciones, antes de asegurar: "Estamos obligados a actuar, y actuamos ahora".
"El coronavirus está fuera de control", resumió el ministro presidente de Baviera, Markus Söder. En Nochevieja, en vista de la propagación de la pandemia de la corona, se aplicará una prohibición que limita las reuniones a nivel nacional. "Es una pena", dijo Söder, que sin embargo consideró la medida necesaria. También está prohibida la venta de fuegos artificiales antes de la víspera de Año Nuevo.
Las reuniones, también en Navidad, se limitarán a cinco personas de dos domicilios (sin contar los menores de 14 años). Además se recomienda el trabajo desde casa, y aunque no está prohibido viajar, las autoridades insisten en que los residentes se abstengan de realizar viajes nacionales e internacionales que no sean esenciales.
La decisión se produce después de que en la semana que concluye se registraran cifras récord sobre la expansión de la pandemia en el país, que registró en las últimas 24 horas 20.200 nuevos contagios por COVID-19 y 321 muertes, según cifras del Instituto Robert Koch (RKI), centro epidemiológico de referencia.
El ministro de Finanzas, Olaf Scholz, anunció que en breve se aprobará un nuevo paquete de ayudas para apoyar a la economía, en la línea de las aprobadas hasta el momento durante las restricciones previas, de hasta 500.000 euros mensuales para las empresas afectadas.