y de la asignación de valores a las divisas tradicionales. Sin embargo, se comprendan más o menos a fondo, la compra y minado, e incluso la creación de criptomonedas está creciendo a un ritmo vertiginoso, y ha dejado de ser cosa exclusivamente de personas relacionadas con la bolsa o la informática. Adentrarse en territorio Bitcoin, por ejemplo, es ya tan sencillo como acceder a un cajero automático en un centro comercial y comenzar a comprar, vender o incluso cambiar por otra criptomoneda.
No obstante, al mismo tiempo que crece el interés por ellas y cotizan cada vez más alto (en diciembre del año pasado, el Bitcoin rebasó los 20.000 dólares de valor por primera vez en la historia, y en sólo dos meses casi triplicó ese valor), el miedo a la inflación hace que sus oscilaciones sean muy estrepitosas, alertando incluso a Elon Musk. Entonces, ¿quién se atreve, siendo un profano en el asunto, a invertir en criptomonedas? ¿Están hechas para cualquiera? ¿Es cierto que serán el futuro, y que cuanto antes comencemos a atesoraras y comprenderlas, mayor riqueza podremos llegar a tener? Ciertamente, aquellos que compraron Bitcoin o cualquier otra moneda hace 5 años habrán visto aumentar su capital si es que realizan la conversión del valor de estas a su moneda actual.
Está claro que comprar antes de que el precio sea desorbitado es la clave, pero el objetivo no es comprar y mantener inmóvil el capital; los expertos en trading recomiendan ir comprando unas criptomonedas pagándolas con otra criptomoneda diferente, jugando con el valor de unas y otras, para que, al convertir ese saldo a nuestra moneda tradicional, cada vez se vea más incrementado. Por supuesto, a pesar de existir ya numerosos softwares para automatizar esta tarea, es más que recomendable tener unas nociones avanzadas de trading, ya que con el dinero no se juega... ¿o sí?
Lo que está sucediendo es que cada vez más personas desean formar parte de la comunidad cripto, manteniéndose sin lugar a dudas Bitcoin como la criptomoneda de referencia. Con o sin conocimientos, hay quienes consideran ya casi un plan de pensiones invertir en este mercado, por lo que buscan maneras alternativas de ser partícipes de la nueva tendencia. Así, es cada vez más popular jugar a la lotería de Bitcoin, pues la sensación es de estar comprando un boleto como cualquier otro, pero el premio es en Bitcoin. Esto significa que sí, por ejemplo, ganamos 1000 BTC, dependiendo del día podríamos estar ganando una cantidad u otra de dólares (o de la moneda concreta que sea). Si hubiésemos ganado el 14 de febrero y hubiésemos vendido esos 1000 BTC ese día, habríamos obtenido 40.680.600 dólares, pero de haber esperado siete días, habríamos multiplicado el premio hasta 57.489.100 dólares.
Un ganador de esta lotería podría optar por conservar los Bitcoin ganados esperando una nueva subida, ya que puede actuar como si nunca hubiese ganado esa lotería. Lo cierto, no obstante, es que una de cada siete jugadas tiene premio, sea menor o mayor, y el premio mayor parte de esos 1000 Bitcoins, así que cada vez es más habitual jugar esta modalidad. Aún así, el pastel de las criptomonedas no se detiene en el Bitcoin, sino que existen otras tan interesantes como Ethereum, Ripple, Litecoin o TRON. Cada una de ellas reúne características específicas que las distinguen de las demás y que pueden interesarnos más, o podemos llegar a comprender mejor. Tener suficiente información sobre cada una de ellas será de gran ayuda para elegir o incluso intercambiarlas en un momento dado. Por lo pronto, Ethereum estaba en 1.690 dólares el 19 de febrero, pero se trata de una criptomoneda tipo DeFi, que crecen a un ritmo muy elevado, así que no sería de extrañar que en breve fuese un claro competidor de Bitcoin.