"Se considera que el trío formado por el aumento del ahorro, la desigualdad y el endeudamiento está entrelazado en la práctica y puede reducir teóricamente la tasa de interés natural", dijo Kuroda en un discurso pronunciado en una conferencia académica organizada por el Banco de Japón.
A medida que la economía mundial emerja del golpe inicial de la pandemia, el papel de los bancos centrales pasará de proporcionar apoyo a la liquidez a ayudar a las empresas a mantenerse solventes, señaló.
"La naturaleza de las respuestas políticas pasará de las medidas temporales de primeros auxilios a las políticas estructurales a medio y largo plazo", dijo Kuroda. "En este sentido, estamos asistiendo a una ampliación del alcance de las cuestiones que los bancos centrales deben tener en cuenta".
Algunos bancos centrales están tratando de retirar las políticas en modo crisis a medida que el crecimiento mundial se recupera de la caída del año pasado y la inflación repunta.
Otros, como el Banco de Japón, se han comprometido a mantener una política monetaria ultralaxa mientras sus países luchan contra el resurgimiento de las tasas de infección.
Kuroda indicó que el carácter dispar de la recuperación mundial podría agravar la desigualdad, lo que, junto con la "creciente preocupación mundial" por el cambio climático, supone nuevos retos para los responsables políticos.
La crisis sanitaria también ha propiciado una digitalización rápida y generalizada, que podría aumentar la productividad, pero que puede agravar la desigualdad si los beneficios sólo los percibe una pequeña parte de la sociedad, añadió.
"Estamos empezando a ver la luz al final del túnel de esta pandemia, pero la luz no revela claramente la forma de la sociedad y la economía a la que nos acercamos", dijo Kuroda.