En el documento "Un año después de la pandemia: México, Centroamérica y el Caribe", la calificadora de riesgo consideró que las finanzas públicas son las principales fuentes negativas para la mayoría de los países centroamericanos, ya que la enfermedad de la COVID-19 exacerbó las debilidades fiscales ya registradas en 2020.
"La recaudación de impuestos en la región va a la zaga con respecto a sus pares, lo que limita la capacidad de los gobiernos para brindar alivio fiscal, apoyar la recuperación económica y, junto con los altos pagos de intereses, señala un espacio fiscal relativamente estrecho", explicó.
"Un aumento sustancial del desempleo en la región y la tibia recuperación del turismo pueden retrasar la recuperación económica posterior a la pandemia", alertó Fitch.
La agencia señaló que también el lento progreso en los planes de vacunación sigue siendo un riesgo latente en caso de una pandemia más prolongada, sobre todo en Jamaica, Nicaragua y Guatemala, que se encuentran rezagados con respecto a otras partes del mundo.
Desde la llegada de la pandemia a la región, a comienzos de 2020, la calificadora ha rebajado las notas soberanas de Aruba, Costa Rica, Guatemala, México y Panamá.