El ministro de Finanzas, Olaf Scholz, indicó que el paquete —financiado al 50% por el ejecutivo federal y el otro 50% por los gobiernos estatales— para ayudar a la población a enfrentar las secuelas inmediatas de las crecidas y reparar algunos de los daños, se ampliaría si hace falta.
"Haremos lo que sea necesario para ayudar a todo el mundo tan rápido como sea posible", dijo. Las autoridades en los dos estados afectados son responsables de determinar los destinatarios, la cuantía y el formato de las ayudas, aunque Scholz dijo que han indicado que será "un proceso muy poco burocrático", sin comprobaciones de los recursos de los solicitantes.
"Hay que transmitir deprisa el mensaje de que hay futuro, de que nos ocupamos de ello juntos, de que esto es una cuestión de todos para ayudar como país", añadió. La canciller, Angela Merkel, dijo durante una visita el martes a una ciudad muy afectada que confiaba en que el dinero llegara a la gente en "cuestión de días".
Alemania tiene experiencia reciente con inundaciones importantes y extensas, especialmente en el este del país, con siniestros en 2002 y 2013. Esas inundaciones causaron daños generalizados y en amplios territorios. Sin embargo, la cifra de víctimas fue especialmente alta en las crecidas de esta semana, que fueron las peores de la historia reciente en las zonas anegadas.
Al menos 171 personas fallecieron en Alemania cuando pequeños ríos aumentaron rápidamente su caudal hasta convertirse en potentes torrentes luego de los persistentes aguaceros de la semana pasada. Más de la mitad de las víctimas mortales se registraron en el condado de Ahrweiler, cerca de Bonn. Otras 31 murieron en la vecina Bélgica, lo que eleva el conteo total a 202.