"En este periodo de pandemia, que los Juegos Olímpicos sean una señal de esperanza, una señal de hermandad universal y de un sano espíritu competitivo", dijo el Pontífice al término del rezo del Ángelus.
"Que Dios bendiga a los organizadores, a los atletas y a todos aquellos que están colaborando en esta gran celebración del deporte", afirmó al público reunido en la Plaza de San Pedro.
Los Juegos Olímpicos quedaron oficialmente abiertos el viernes durante una ceremonia con sólo unos centenarios de dignatarios como público, tras ser pospuestos un año por la pandemia del COVID-19.